por Mario Rabey
Un economista amigo mío me envió hace dos días su análisis del impacto de la crisis global en Argentina. Transcribo a continuación dos párrafos significativos de su análisis, y a continuación mi respuesta.
"Es importante mensurar y prever el tamaño del impacto negativo que recibiremos del mundo exterior en franca recesión. Esto porque el resultado de ello será una evaporación gradual y progresiva de los superávits gemelos que, hasta ahora, han protegido nuestra economía de un contagio al sistema bancario.
En la medida de la velocidad de esa evaporación, veremos también decrecer la confianza en nuestro sistema bancario, ocasionando posiblemente pérdida de depósitos y corridas al dólar."
Como no soy economista, sino un experto en ser argentino en Suramérica y el Mundo, eso me permite entender economía y hablar sin muchos remilgos al respecto. Entonces aquí van los comentarios:
1. No hay un "mundo exterior". La Argentina es parte de un sistema global que es muy diversificado, en cuanto a la dependencia de cada espacio local, subregional o regional con respecto a la crisis del sistema que articula -a escala mundial- capital / conocimientos / producción / productos / comercio / finanzas.
Veamos un par de ejemplos. En China, el área costera megapolitana y "moderna" es altamente dependiente dl sistema global y de su crisis. Los grandes territorios campesinos (altamente autosuficientes) solamente son dependientes, en cuanto los sistemas de irrigación son operados centralmente por el Estado.
Otro ejemplo. En América del Sur, las área megapolitanas y metropolitanas son muy dependientes de la crisis en el sistema global, pero posiblemente no tanto como la región costera China. Muchas regiones, especialmente donde predomina la producción campesina (es el caso de los Andes Centrales, incluida buena parte del noroeste argentino) son poco dependientes de esa crisis, aunque no tanto como las regiones campesinas de China.
2. Superavits gemelos. Como su nombre lo indica, es la coexistencia de dos superavits: el fiscal y el comercial.
Superávit fiscal significa que el Estado recauda (al menos un poco) más que lo que gasta. En realidad, no hace falta superávit. Es suficiente el equilibrio en las cuentas. Ni más, ni menos. Para que el Estado no gaste más que lo que recauda basta con que esa sea una política de Estado. Cómo es posible esa política es un problema ... político y no económico (en el sentido de decisiones tomadas por expertos). Problema político quiere decir de poder y de consenso (que en rigor es una componente del poder).
Superávit comercial significa que lo que se importa (en precios) sea (aunque sea un poco) menor que lo que se exporta. Aquí vale una reflexión semejante a la del superávit comercial. Es suficiente que haya un equilibrio. Pero le agrego algo más. Es preferible que: (a) se importe lo menos posible; (b) no se importen bienes de consumo sino bienes de producción (necesarios); (c) se tienda a los mayores niveles de integracion regional (sudamericana), que permitan que los intercambios se puedan hacer en nuestras propias monedas (como se acordó recientemente con Brasil); (d) para facilitar lo anterior, avanzar rápidamente en los acuerdos para tener un Bamco Central Sudamericano que emita suramerios -es decir, una moneda común, como el euro en Europa-. Si logramos rápidos y sustantivos progresos en estos cuatro puntos, disminuirá rápida y sustantivamente nuestra dependencia con respecto a la tenencia de divisas.
3. Pérdidas de depósitos en los bancos. Es posible que eso se produzca. Pero me parece que la Argentina no está fuertemente bancarizada. Los ahorros se han venido volcando principalmente a bienes inmuebles, a bienes de consumo suntuario, a divisas y al colchón. También se han transferido ahorros (en divisas) al exterior. Pero no me parece que quienes tienen capacidad de ahorro tendrán muchas ganas ahora de enviarlo a bancos, acciones, bonos, colocaciones en medio de la crisis.
4. Corridas al dólar. Algo de eso está habiendo ahora. Obedeciendo a razones estrictamente culturales. Y de ninguna manera, de racionalidad económica. Pero la corrida no es solamente (ni siquiera principalmente) de depósitos actuales en los bancos a dólares. Me parece que se trata principalmente de una disminución del consumo, motivada por la percepción de crisis, que lleva a los consumidores que están por encima de la subsistencia a comprar lo mínimo, ahorrar todo lo posible y en lo que parece -y enfatizo el "parece"- (por hábitos largamente arraigados) más sólido: el dólar.
5. Propuesta (económica): necesitamos un paquete de medidas (económicas en sentido estricto, políticas de concertación con los grandes actores económicos, de movilización social y, especialmente, comunicacionales), para lograr que quienes tienen capacidad de ahorro, ahorren. Depositando en los bancos. Podemos empezar como Irlanda (garantía estatal irrestricta a todos los depósitos bancarios en pesos), luego estudiar una reforma del Banco Central (las reservas podrían ser garantía de los depósitos en pesos). Y, por supuesto, una fuerte y bien planificada política de promoción industrial, incluidos mecanismos crediticios, en el marco de la integración sudamericana.
6. Propuesta (cultural): retomar el camino de descolonización cultural, intelectual, científica y tecnológica que propusieron y desarrollaron (entre muchos otros) Arturo Jauretche, Raúl Scalabrini Ortiz, Leopolodo Marechal, Oscar Vasarvsky, Aldo Ferrer.
7. Propuesta (política): seguir construyendo poder, principalmente a escala regional sudamericana, empezando por pensar, diseñar e implementar soluciones conjuntas.
11 de octubre de 2008
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