Alejandro Kaufman
Director de la carrera de Comunicación Social de la UBA
Publicado el 10/04 en Crítica de la Argentina, junto con notas de Blaustein y Barone
La universidad pública participará del observatorio sobre discriminación en los medios en el año del 90° aniversario de la reforma universitaria de 1918. Es la universidad acallada, reprimida, censurada en cada uno de los golpes militares, tributaria de desapariciones y exilios en la última dictadura (como sucedió también con los trabajadores de prensa). Es la universidad que proyecta su independentismo sobre América Latina. En lugar de una discusión sobre restricciones a la libre expresión, plantea una tensión entre la autonomía y el compromiso de los saberes con las necesidades y demandas de la ciudadanía que la sostiene a través de gestiones estatales distribuidoras de recursos, siempre remisas a otorgarle la dignidad material que requiere y a la que tanto el Estado como buena parte de la sociedad suelen ser indiferentes.Durante el último conflicto agrario, los movimientos de derechos humanos en conjunto advirtieron, junto a numerosos universitarios, que se estaba produciendo una atmósfera discriminatoria con gran presencia callejera, exhibida obscenamente por algunos medios de comunicación carecientes de toda predisposición a admitir siquiera que nos encontramos ante un problema gravoso y de ineludible consideración pública. Los movimientos de derechos humanos y la universidad pública se cuentan entre las escasas instituciones y asociaciones que no perdieron su sentido de la existencia y legitimidad durante la larga serie de catástrofes y desgracias padecidas en la Argentina reciente. Por el contrario, la mayoría de los medios de comunicación cómplices y voceros del horror procesista prosiguieron su desempeño sin solución de continuidad, ni desnazificación, como hubiera sido saludable, y sin registro crítico alguno del pasado ni en los sucesivos períodos postdictatoriales.Si la universidad pública es llamada a participar de un observatorio de medios sobre la discriminación, ello sucede tan sólo porque se trata de una institución ajena a las maquinaciones atribuidas a este emprendimiento defensor de derechos básicos. Si el observatorio salió a la palestra en una coyuntura como la presente fue porque asistimos a la mayor escalada discriminatoria masiva de la que tengamos memoria. Los medios están habituados a la prescindencia de réplicas críticas independientes y públicas. No reviste seriedad argumentar a priori riesgo alguno de censura ni de control de contenidos. Se propone un necesario y postergado debate de ideas, sin injurias ni descalificaciones estériles.
10 de abril de 2008
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2 comentarios:
Dar micròfono a los que no piensan como el gobierno es discriminaciòn?
No hay mayor indignidad que la obsecuencia y la genuflexiòn.
Discriminación es emitir un discurso en el cual se trata de manera denigrante a ciertos conjuntos sociales.
En el caso que vos comentás, Mariano, el problema no es aquien se "da micrófono" sino cómo se edita el material.
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