Jorge Pistocchi y Lautaro Aledda Cabeza |
Cuando llegó 1970, ya en Argentina, volví a conectarme con todo ese circuito musical que ya había conocido anteriormente. Y ojo, no me conectaba con ellos por ser músico (porque nunca lo fui) sino porque me veía reflejado y apreciaba al rock como movimiento. Y buscando mi punto de vista, choco contra muchísimos otros, simplemente por el hecho de que mucha gente se adhiere al rock porque sentía que él les podía dar una identidad (que supuestamente, resaltaba por su carencia), en cambio, yo siempre vi al rock como estimulante para la búsqueda de la identidad… Ahí empezó a resurgir la poesía, empezaron a determinarse un montón de caminos, y la creatividad estaba, por así decirlo, “de moda”. Nadie esperaba nada a cambio, salvo ser feliz y encontrar un poco de paz. Las personas que vivimos ese espíritu aprendimos a acumular experiencias y a no perderlas en el camino, eso es fruto íntegro de la presencia de las artes. Y tampoco tiene que ver con que las experiencias tengan mucho que ver entre ellas, sino porque todo nos sirve de algo. Era otra forma de concebir la transformación. Y yo, en lo personal, creo que la existencia se alimenta de la existencia. Y para eso, no existen épocas ni generaciones que controlen barreras.
Todos somos partícipes. Lamentablemente, el hombre es una especie de artificio de la no-vida y consume mucho tiempo para poder interferir en el proceso mismo de la vida (ya sea propia o ajena). Y eso otro, llamado rock o llamado cómo se quiera, catalizó el instinto de buscar y conocer, antes que tragarse las frases prefabricadas que profetizaban la destrucción… Volviendo a la cuestión, la experiencia nos vale por lo que dejó, desde la experiencia número uno hasta el infinito. La semilla cae en tierra fértil, es absorbida, y se arma la red de la vida. Y que, por más envenenada que esté, siempre va a seguir gestando más vida, siempre va a seguir resistiendo más allá de las palabras. Es algo concreto e intangible a la vez. Sé que lo único que se puede hacer es tratar de que nuestras vidas repercutan en la energía, que hagan una merecida retribución. De la existencia recibimos todo (¿o no?), y nuestra situación requiere mucha responsabilidad. La aceptan las plantas, los insectos, los pájaros, las víboras, todos. Toda esta liberación tiene que ver mucho con el rock. Y es un mensaje que en otra época no podría haberse instalado nunca. Los hechos se fueron dando de determinadas maneras y entrelazándose, para que se pueda abrir la conciencia de la gente y hacer que se que todo este mambo permanezca para siempre. Para que funcionen este tipo de cosas, es necesario engancharlas con la realidad, y el “click” necesario solo se puede lograr si la cadena de la vida está permanente funcionando. La mecha fue encendida por el rock y sigue su curso. En ese momento era mucho más fácil ver “lo luminoso”, hoy en día “lo luminoso” es gris, grisáceo, negro, casi blanco, blanco. Y por eso, justamente, es urgente la comprensión. También sé que la realidad ha cambiado muchísimo, y que hoy, una persona que lleva todo este pensamiento dentro, está un poco más aislada o apartada de la corriente.
Si La Perla no hubiera existido, si las reuniones en las casas no hubiera existido, si la gente que eligió compartir su mentalidad a los demás tampoco hubiera existido… ¿Qué hubiera sido de todos nosotros? ¡Es otra historia! Nadie iba a hacerse el loco, ni el duro. Cada uno llevaba su personaje, pero tenía que aprender a sostenerlo de alguna forma. No era nada blando. Existía otra concepción de la comunicación, era un tiempo en el que se definía el vida o muerte, izquierda o derecha, si no llegabas a “pertenecer” a algún refugio afectivo estabas completamente perdido. Pero antes de lograr ese tipo de objetivos, uno tenía que vencer el miedo. A veces, para ciertas cosas, es una actitud positiva. En la realidad moderna se está reemplazando el actuar de corazón, cada vez hay menos trabajadores porque están siendo reemplazados por máquinas. Por eso mismo, el pensamiento y la conciencia unificada es lo mejor que nos puede pasar. Solamente había que pensar el medio. A veces, para algunas cosas, es bueno hacer eso. Es muy lindo jugar, pero para hacerlo se lo tiene que hacer con conciencia. Ese aprendizaje es algo que al rock le quedó pendiente, muy pendiente. Tomar conciencia de todo punto de vista, desde lo político, desde lo humano. El pensamiento es dinámico, y pensar entre todos es un gran logro, no para ver quién tiene la razón sino para rescatar la experiencia real, por qué lucha cada uno, por qué lo otro y lo otro, porque sino nada tendría sentido y sería parte en apariencia de una mismísima dirección. La experiencia sirve para anunciar lo que viene, y lo que viene es la existencia, la creación. Todo es un prodigio, creación pura ¿De qué? No lo sé. Justamente, el ser humano tendría que aprovechar su don de re-creación. Y, en los sesentas, esa creación vivida y sentida en carne propia estaba naciendo en los corazones de distintas personas en diferentes partes del mundo, todos a la misma vez y bajo el azote de las dictaduras. El rock fue el pilar del pensamiento independiente, no fue solamente un mero recurso.
1 comentario:
Qué hermoso futuro tiene Lautaro...es tan tierno e inteligente, tan respetuoso y observador, tan humano y visionario, que no dudo que hará algo grande con su vida...
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