Pipo Lernoud, ca 1968 |
cerca de la estación Lisandro de la Torre
Enloquecido voy
Por estas calles persiguiendo el sol
Ardiéndome los pies, las manos
De tocar la lluvia
En cada esquina vuelvo a comenzar
Vuelvo a jugar mis cartas
y el azar me dice
Qué rumbo hay que tomar
Dueño de mí
Quemé mis naves al partir
No tengo propiedad en qué pensar
Puedo reir, puedo esperar
Sin descansar
Adonde quiero ir puedo llegar
Puedo dormir bajo mil cielos más
Sin ansiedad
Y estoy aquí
Y no tengo secretos que esconder
Soy sólo este presente que está vivo
Y nadie puede destruir
Sólo correr
En la ciudad no hay dónde dormir
Debo vagar hasta el amanecer
Hasta que el sol me haga revivir
Huir de aquí
Salir de la ciudad ahogada en humo
hacia las playas sin fronteras
donde mi cuerpo pueda al fin volar
Lejos de aquí
Donde mis pies toquen la tierra
Y los gritos de la gente que trabaja
No ahoguen este canto
Ir rumbo al sol
Y que mi piel se ponga negra
Y sienta el baile de los pastos
Y la lluvia que me envuelve silenciosa
publicado en
Calandrias y Gratebus
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