por Eddie Abramovich
El 24 de marzo de 1976, con el auspicio de la naciente banca transnacional y sus agencias cautivas, la inspiración de la Doctrina de la Seguridad Nacional, el entusiasmo de la comunidad local de negocios, la bendición del Episcopado y la cómoda resignación de las "mayorías silenciosas", se instaló en la Argentina un régimen criminal que, mediante el terrorismo de Estado, ejecutó un genocidio para facilitar el saqueo productivo, promover una corrupta y bulímica concentración financiera, y alucinar el inviable sueño de una pseudo república regimentada, preñada de una perenne inmovilidad política y cultural.
Los daños del atraso todavía duelen: los muertos dolerán siempre.
24 de marzo de 2013
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