Por Héctor Pitluk
Saladillo Diario
El desarrollo rural sustentable es un objetivo primordial para el desenvolvimiento de los países latinoamericanos. La concentración de la producción, de la propiedad de la tierra y de los medios de producción impulsada fuertemente por el neoliberalismo en nuestros países, son procesos promovidos por las grandes corporaciones multinacionales y apoyados por las oligarquías locales que van en el exacto sentido opuesto al desarrollo rural sustentable.
Es interesante observar que en la división internacional del trabajo propuesta por estos sectores dominantes, mientras a nuestros países les toca sufrir la sojización, herramienta emblemática en este proceso de concentración económica, que entre sus principales “virtudes” tiene como objetivo despoblar el campo y eliminar trabajadores rurales, campesinos, pequeños productores y pueblos originarios; en los países centrales apoyan la sustentabilidad rural con subsidios estatales que permiten que los pequeños productores rurales europeos, por ejemplo, subsistan, perduren y desarrollen sus actividades con tranquilidad.
Durante el auge neoliberal en nuestro país, pequeños productores de 200 o 300 hectáreas de la región pampeana se fundían endeudados con los bancos. En Europa 200 hectáreas son consideradas un latifundio, algo que a nuestra oligarquía haría morir de risa. En esa misma época, un productor francés, por ejemplo, de la región de Toulouse, posible cuna de nuestro Carlos Gardel, sobre su pequeña propiedad de 4 hectáreas, contaba con maquinarias e instalaciones completas que le permitían, no sólo no fundirse, si no producir y vivir más que dignamente de su trabajo. Teniendo en producción un lote de 100 gansos, algo que también haría reírse a nuestros economistas neoliberales para los cuales sólo se era eficiente a gran escala, o sea, no menos de 100.000 gansos, este productor francés tenía una sala de faena azulejada, con todos los implementos de acero inoxidable, agua caliente y fría, gas, electricidad, cámara frigorífica, máquinas para envasar al vacío y enlatar y etiquetar su producción, que vendía directamente al público. Además de tractor, herramientas agrícolas, galpones, vivienda y tiempo para disfrutar de sus logros.
MINISTERIO DE AGRICULTURA
Los tiempos históricos convergen en este momento en que, mientras el fracaso neoliberal en América Latina permite la aparición de gobiernos populares, ese mismo fracaso del capitalismo global alcanza también al primer mundo.
En Latinoamérica esto se traduce en nuevas políticas económicas que, como es lógico, también conciernen al desarrollo agropecuario.
En nuestro país, esta decisión política de modificar el panorama agropecuario se verifica, entre otras cosas, en la creación de un Ministerio para el área, y no apenas una Secretaría para que los empresarios hicieran lobby, dejando atrás los tiempos del menemismo, cuando Felipe Solá era su secretario de agricultura y entregó los campos argentinos a los agronegocios de la soja y afines.
Dentro del Ministerio de Agricultura, la existencia de una Subsecretaría de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar es una diferencia sustancial con el modelo de estado neoliberal.
Estos cambios se van gestando a través de numerosas iniciativas, algunas dentro de las estructuras del Estado, otras por parte de organizaciones sociales y de productores, y algunas por iniciativas conjuntas.
SUBSECRETARÍA DE DESARROLLO RURAL
Como ejemplo tomemos actividades de la Delegación Santa Fe de la Subsecretaría de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar.
Integrantes de la misma realizaron una capacitación para agricultores familiares que producen leche y necesitan agregar valor para la comercialización, algo impensado en las épocas del menemismo, cuando el eje estaba en las grandes empresas que sólo podían llegar a ser competitivas con una escala muy alta de producción que les permitiese llegar a exportar, a pesar que la convertibilidad del peso al dólar lo tornaban casi imposible. La capacitación llevada adelante, es el resultado de años de acompañamiento al sector en el territorio por parte de equipos técnicos que han logrado mejorar su producción, organizándose entre familias para aumentar la producción de pasturas, criar animales y mejorar en la producción de leche.
Claudio Tessini, Delegado de la Subsecretaría de Agricultura Familiar de la Nación en la provincia de Santa Fe, sostuvo que “acompañamos a las familias campesinas también desde la capacitación facilitando herramientas para agregar valor a la producción primaria que realizan las familias campesinas” y agregó que “en Santa Fe quedan muchas familias que hacen ganadería y que a pesar de las circunstancias climáticas de años anteriores pudieron mantener el ganado con mucho esfuerzo. Ese esfuerzo debemos acompañarlo”.
FoNAF
El Foro Nacional de Agricultura Familiar (FoNAF) fue creado en el año 2006 con la confluencia de más de 900 organizaciones que asocian a unas 180 mil familias de productores en todo el país, reunidos para consensuar y proponer alternativas de desarrollo rural con equidad e inclusión, reconocido por la Secretaría de Agricultura de entonces, mediante la Resolución 132/06.
Este espacio reúne a los productores familiares: pequeños productores, colonos, minifundistas, campesinos, chacareros, medieros, puesteros, contratistas, arrenderos, comunidades de pueblos originarios y productores sin tierra quienes, con el trabajo directo se dedican a las actividades agrícolas, ganaderas, pesqueras, forestales, de producción agroindustrial y artesanal, a las tradicionales de recolección, minería artesanal y turismo rural.
El Documento Base del FoNAF plantea la necesidad de resaltar en todos los ámbitos de la sociedad la importancia clave que tiene la agricultura familiar, en tanto aporte significativo no sólo a las producciones sectoriales, sino al arraigo, a la ocupación territorial, a la generación de empleo y producción de riqueza, a la soberanía alimentaria y la protección ambiental. Manifiesta la importancia de sensibilizar sobre el tema a toda la sociedad y a los comunicadores sociales, porque la falta de visibilidad es uno de los principales factores que limitan el desarrollo y el acceso a políticas activas y diferenciales para el sector.
El FoNAF sostiene que es necesaria la construcción de un modelo productivo que garantice la soberanía alimentaria, la sostenibilidad ambiental, económica y social de los recursos, y la seguridad alimentaria, así como la soberanía territorial, priorizando tecnologías de procesos y no de insumos. La soberanía alimentaria es el derecho de las comunidades a definir sus políticas agrícolas, de pesca y ganaderas que sean apropiadas a sus circunstancias exclusivas. Esto incluye el derecho a la alimentación y a la producción de alimentos. También es cultura, identidad y una opción de vida.
CANPO
En el mismo sentido otras organizaciones se han creado recientemente, como la Corriente Agraria Nacional y Popular (Grupo CANPO), constituido por profesionales, técnicos, académicos, investigadores de diversas disciplinas vinculadas al segmento agropecuario nacional y popular, que propone la construcción de un modelo agropecuario alternativo.
Sostiene que igual o mayor productividad es posible en un modelo de crecimiento con igualdad social e integración territorial, para garantizar el derecho a la alimentación de toda la población y la seguridad alimentaria, tanto en calidad, cantidad, precio y variedad; democratizar el acceso a la tierra para su utilización productiva y en defensa de la soberanía, manejo, conservación y acceso a los recursos naturales nacionales, y preservar el medio ambiente para las generaciones futuras, reivindicando además la activa participación del Estado para el logro de esos fines.
CANPO plantea que la pequeña y mediana empresa agropecuaria, los productores familiares, individuales o asociados, los pueblos originarios y el conjunto de sus organizaciones sociales, junto a los trabajadores rurales, son los actores centrales de este proyecto, garantizando la soberanía y la seguridad alimentaria de nuestro país.
El Grupo CANPO estaba convocando para un nuevo encuentro que se realizaría en Mar del Plata el 29 de octubre próximo, con el lema “Construyendo Política Agraria desde el Proyecto Nacional y Popular”. Los acontecimientos acaecidos obligan a la reprogramación del evento.
FRENTE NACIONAL CAMPESINO
Dentro de esta visión Latinoamericana, hay que destacar el esfuerzo de las organizaciones que componen el Frente Nacional Campesino (FNC). El equipo de coordinación del FNC, en voz de Jorge Ñancucheo, Héctor Agüero, Pablo Orellana y Benigno López, convocan a los Movimientos Populares de América Latina a construir juntos el “I Encuentro Latinoamericano en Defensa de la Tierra y los Recursos Naturales”, los días 23 y 24 de mayo del año 2011, en la Ciudad de Buenos Aires.
El Frente Nacional Campesino considera que son de gran importancia todos los trabajos que se realizan y que podamos realizar en Argentina y América Latina en contra de la concentración y extranjerización de la tierra y los recursos naturales, que son recursos estratégicos relacionados con la soberanía nacional y la posibilidad de desarrollo de los países de nuestra Patria Grande.
El FNC adhiere a la lucha de los pueblos y gobiernos populares y revolucionarios de América Latina que trabajan incansablemente por la restitución y distribución de la tierra, los recursos naturales, la soberanía alimentaria y la inclusión social de nuestros pueblos.
SABERES
El modelo neoliberal ha fracasado en el mundo y la crisis del capitalismo mundial así lo confirma. Le cabe a los países latinoamericanos llevar la delantera en la búsqueda de alternativas productivas de sustentabilidad, para recuperar el planeta y resguardar los recursos naturales y el medioambiente. Dentro de ellos, los pequeños productores, campesinos, pueblos originarios, trabajadores rurales y la agricultura familiar con sus saberes y quehaceres, tienen un lugar preponderante.
Es interesante observar que en la división internacional del trabajo propuesta por estos sectores dominantes, mientras a nuestros países les toca sufrir la sojización, herramienta emblemática en este proceso de concentración económica, que entre sus principales “virtudes” tiene como objetivo despoblar el campo y eliminar trabajadores rurales, campesinos, pequeños productores y pueblos originarios; en los países centrales apoyan la sustentabilidad rural con subsidios estatales que permiten que los pequeños productores rurales europeos, por ejemplo, subsistan, perduren y desarrollen sus actividades con tranquilidad.
Durante el auge neoliberal en nuestro país, pequeños productores de 200 o 300 hectáreas de la región pampeana se fundían endeudados con los bancos. En Europa 200 hectáreas son consideradas un latifundio, algo que a nuestra oligarquía haría morir de risa. En esa misma época, un productor francés, por ejemplo, de la región de Toulouse, posible cuna de nuestro Carlos Gardel, sobre su pequeña propiedad de 4 hectáreas, contaba con maquinarias e instalaciones completas que le permitían, no sólo no fundirse, si no producir y vivir más que dignamente de su trabajo. Teniendo en producción un lote de 100 gansos, algo que también haría reírse a nuestros economistas neoliberales para los cuales sólo se era eficiente a gran escala, o sea, no menos de 100.000 gansos, este productor francés tenía una sala de faena azulejada, con todos los implementos de acero inoxidable, agua caliente y fría, gas, electricidad, cámara frigorífica, máquinas para envasar al vacío y enlatar y etiquetar su producción, que vendía directamente al público. Además de tractor, herramientas agrícolas, galpones, vivienda y tiempo para disfrutar de sus logros.
MINISTERIO DE AGRICULTURA
Los tiempos históricos convergen en este momento en que, mientras el fracaso neoliberal en América Latina permite la aparición de gobiernos populares, ese mismo fracaso del capitalismo global alcanza también al primer mundo.
En Latinoamérica esto se traduce en nuevas políticas económicas que, como es lógico, también conciernen al desarrollo agropecuario.
En nuestro país, esta decisión política de modificar el panorama agropecuario se verifica, entre otras cosas, en la creación de un Ministerio para el área, y no apenas una Secretaría para que los empresarios hicieran lobby, dejando atrás los tiempos del menemismo, cuando Felipe Solá era su secretario de agricultura y entregó los campos argentinos a los agronegocios de la soja y afines.
Dentro del Ministerio de Agricultura, la existencia de una Subsecretaría de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar es una diferencia sustancial con el modelo de estado neoliberal.
Estos cambios se van gestando a través de numerosas iniciativas, algunas dentro de las estructuras del Estado, otras por parte de organizaciones sociales y de productores, y algunas por iniciativas conjuntas.
SUBSECRETARÍA DE DESARROLLO RURAL
Como ejemplo tomemos actividades de la Delegación Santa Fe de la Subsecretaría de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar.
Integrantes de la misma realizaron una capacitación para agricultores familiares que producen leche y necesitan agregar valor para la comercialización, algo impensado en las épocas del menemismo, cuando el eje estaba en las grandes empresas que sólo podían llegar a ser competitivas con una escala muy alta de producción que les permitiese llegar a exportar, a pesar que la convertibilidad del peso al dólar lo tornaban casi imposible. La capacitación llevada adelante, es el resultado de años de acompañamiento al sector en el territorio por parte de equipos técnicos que han logrado mejorar su producción, organizándose entre familias para aumentar la producción de pasturas, criar animales y mejorar en la producción de leche.
Claudio Tessini, Delegado de la Subsecretaría de Agricultura Familiar de la Nación en la provincia de Santa Fe, sostuvo que “acompañamos a las familias campesinas también desde la capacitación facilitando herramientas para agregar valor a la producción primaria que realizan las familias campesinas” y agregó que “en Santa Fe quedan muchas familias que hacen ganadería y que a pesar de las circunstancias climáticas de años anteriores pudieron mantener el ganado con mucho esfuerzo. Ese esfuerzo debemos acompañarlo”.
FoNAF
El Foro Nacional de Agricultura Familiar (FoNAF) fue creado en el año 2006 con la confluencia de más de 900 organizaciones que asocian a unas 180 mil familias de productores en todo el país, reunidos para consensuar y proponer alternativas de desarrollo rural con equidad e inclusión, reconocido por la Secretaría de Agricultura de entonces, mediante la Resolución 132/06.
Este espacio reúne a los productores familiares: pequeños productores, colonos, minifundistas, campesinos, chacareros, medieros, puesteros, contratistas, arrenderos, comunidades de pueblos originarios y productores sin tierra quienes, con el trabajo directo se dedican a las actividades agrícolas, ganaderas, pesqueras, forestales, de producción agroindustrial y artesanal, a las tradicionales de recolección, minería artesanal y turismo rural.
El Documento Base del FoNAF plantea la necesidad de resaltar en todos los ámbitos de la sociedad la importancia clave que tiene la agricultura familiar, en tanto aporte significativo no sólo a las producciones sectoriales, sino al arraigo, a la ocupación territorial, a la generación de empleo y producción de riqueza, a la soberanía alimentaria y la protección ambiental. Manifiesta la importancia de sensibilizar sobre el tema a toda la sociedad y a los comunicadores sociales, porque la falta de visibilidad es uno de los principales factores que limitan el desarrollo y el acceso a políticas activas y diferenciales para el sector.
El FoNAF sostiene que es necesaria la construcción de un modelo productivo que garantice la soberanía alimentaria, la sostenibilidad ambiental, económica y social de los recursos, y la seguridad alimentaria, así como la soberanía territorial, priorizando tecnologías de procesos y no de insumos. La soberanía alimentaria es el derecho de las comunidades a definir sus políticas agrícolas, de pesca y ganaderas que sean apropiadas a sus circunstancias exclusivas. Esto incluye el derecho a la alimentación y a la producción de alimentos. También es cultura, identidad y una opción de vida.
CANPO
En el mismo sentido otras organizaciones se han creado recientemente, como la Corriente Agraria Nacional y Popular (Grupo CANPO), constituido por profesionales, técnicos, académicos, investigadores de diversas disciplinas vinculadas al segmento agropecuario nacional y popular, que propone la construcción de un modelo agropecuario alternativo.
Sostiene que igual o mayor productividad es posible en un modelo de crecimiento con igualdad social e integración territorial, para garantizar el derecho a la alimentación de toda la población y la seguridad alimentaria, tanto en calidad, cantidad, precio y variedad; democratizar el acceso a la tierra para su utilización productiva y en defensa de la soberanía, manejo, conservación y acceso a los recursos naturales nacionales, y preservar el medio ambiente para las generaciones futuras, reivindicando además la activa participación del Estado para el logro de esos fines.
CANPO plantea que la pequeña y mediana empresa agropecuaria, los productores familiares, individuales o asociados, los pueblos originarios y el conjunto de sus organizaciones sociales, junto a los trabajadores rurales, son los actores centrales de este proyecto, garantizando la soberanía y la seguridad alimentaria de nuestro país.
El Grupo CANPO estaba convocando para un nuevo encuentro que se realizaría en Mar del Plata el 29 de octubre próximo, con el lema “Construyendo Política Agraria desde el Proyecto Nacional y Popular”. Los acontecimientos acaecidos obligan a la reprogramación del evento.
FRENTE NACIONAL CAMPESINO
Dentro de esta visión Latinoamericana, hay que destacar el esfuerzo de las organizaciones que componen el Frente Nacional Campesino (FNC). El equipo de coordinación del FNC, en voz de Jorge Ñancucheo, Héctor Agüero, Pablo Orellana y Benigno López, convocan a los Movimientos Populares de América Latina a construir juntos el “I Encuentro Latinoamericano en Defensa de la Tierra y los Recursos Naturales”, los días 23 y 24 de mayo del año 2011, en la Ciudad de Buenos Aires.
El Frente Nacional Campesino considera que son de gran importancia todos los trabajos que se realizan y que podamos realizar en Argentina y América Latina en contra de la concentración y extranjerización de la tierra y los recursos naturales, que son recursos estratégicos relacionados con la soberanía nacional y la posibilidad de desarrollo de los países de nuestra Patria Grande.
El FNC adhiere a la lucha de los pueblos y gobiernos populares y revolucionarios de América Latina que trabajan incansablemente por la restitución y distribución de la tierra, los recursos naturales, la soberanía alimentaria y la inclusión social de nuestros pueblos.
SABERES
El modelo neoliberal ha fracasado en el mundo y la crisis del capitalismo mundial así lo confirma. Le cabe a los países latinoamericanos llevar la delantera en la búsqueda de alternativas productivas de sustentabilidad, para recuperar el planeta y resguardar los recursos naturales y el medioambiente. Dentro de ellos, los pequeños productores, campesinos, pueblos originarios, trabajadores rurales y la agricultura familiar con sus saberes y quehaceres, tienen un lugar preponderante.
1 comentario:
Que linda politica se esta haciendo en la Argentina!
Este es el lazo de Intelligence verte, de la Ferme Sainte Marthe, la finca productora y formadora de Philippe Desbordes que formo a miles de pequenios agricultores biologicos en Francia.
http://www.intelligenceverte.org/Index.asp
Bon vent!
Claudia
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