La masacre de Pompeya es documental
Por Sebastián Hacher
Diario Argentino, 13 de septiembre de 2010
El Rati Horror Show recrea la historia de Fernando Carrera, protagonista de uno de los casos más emblemáticos de violencia policial ocurrido en 2005. Para el director “refleja una conspiración de Estado para condenar a un inocente”.
Se estrena en los cines una película que narra la historia de Fernando Carrera, un comerciante de la provincia de Buenos Aires condenado a 30 años de prisión por un robo y un triple asesinato cometido el 25 de enero de 2005. El título del documental es El Rati Horror Show, y se trata de la última creación de Enrique Piñeyro, el director de Fuerza Aérea Sociedad Anónima y Whisky Romeo Zulú.
La tarde en la que comenzó todo, Carrera dejó de ser un ciudadano que polarizaba los vidrios del auto para prevenir secuestros y se convirtió en el protagonista de la “Masacre de Pompeya”. La versión mediática de los hechos fue dictada por un hombre presentado en los medios como “el testigo clave”. Aquel testigo, también presentado como “el peluquero del barrio”, explicó que un ladrón que escapaba de la policía a los tiros atropelló a una familia entera y siguió disparando hasta desfallecer. Más tarde se sabría que ese “testigo clave” en realidad era Rubén Maugeri, presidente de la Asociación de Amigos de la Comisaría 34, y que el supuesto asaltante era en realidad un hombre sin antecedentes que pasaba de casualidad por el lugar.
Con Fernando Carrera en prisión y a la espera de que la Corte Suprema analice su caso, el documental que presenta Piñeyro no sólo habla de una trama particular. También pone sobre el tapete una antigua pesadilla urbana: a cualquiera le puede pasar.
–¿Qué pasó el 25 de enero de 2005 en Pompeya?
–La policía buscaba un Peugeot 205 o un Fiat Palio blanco. Este pobre hombre acababa de dejar a sus tres hijos en lo de la abuela en su 205 blanco y se le asoma un 504 que mete miedo, con tres tipos de civil armados, que meten más miedo todavía. Él cree que le van a robar, y en vez de acatar la voz de alto, acelera, le pegan un tiro en la mandíbula y queda inconciente. Desde entonces no tiene control del vehículo. El auto sigue derecho, choca y mata a tres personas.
–En los medios se lo presentó como un tiroteo.
–Cuando para el auto, ellos dicen que empieza a disparar y que le pegan 18 balazos al auto, de los cuales ocho le dan a Fernando. Después, para contarlo presentan testigos falsos. A él lo dejan ahí una hora para que se desangre, después tardan cuarenta minutos en llegar al Hospital Penna, que queda a ocho cuadras, y tardan otras seis horas en operarlo. Nadie entiende como sobrevivió.
–Por lo general, en las causas fraguadas las víctimas terminan muertas, y como no pueden hablar, todo el resto del armado de la escena del crimen pasa a ser secundario. En el caso Carrera, ¿qué puntos flojos hay?
–A él le plantaron un arma plateada, pero al militar al que le robaron declaró que fue negra. En la rueda de reconocimiento, el militar no lo reconoció. No hay un hecho que lo vincule al robo: nada de nada. Pero igual el Tribunal Oral Nº 14 lo condena por el robo y por el triple homicidio. Lo más alucinante es que no le hicieron un dermotest, que es la prueba para ver si tenía pólvora en las manos. Si vos disparás siempre te queda pólvora en la mano. Y no hay deflagración de pólvora en el auto, esto dicho por peritos de Gendarmería y de la propia policía.
–¿Cómo definirías al caso?
–Es una conspiración de Estado para condenar a un individuo y conservar a una corporación con la que ningún gobierno ni podés político se metió jamás.
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