Los enormes peligros, el propio absurdo contenido en el desarrollo de la tecnociencia, dirigido en todas direcciones y sin ninguna verdadera “orientación”, no pueden ser considerados como “reglas” decretadas de una vez por todas, por una "compañía de sabios" que sólo podría transformarse en instrumento de una tiranía. Lo que se exige es más que una reforma “del entendimiento humano”, es una reforma del ser humano en cuanto ser social-histórico, una ética de la mortalidad, una superación de la Razón.
No tenemos necesidad de algunos “sabios”'. Tenemos necesidad que el mayor número de personas adquiera y ejerza la sabiduria -lo que a su vez, exige una transformación radical de la sociedad política, estableciendo no solamente la participación formal, sino también la pasión de todos por los asuntos comunes-.
Sin embargo, seres humanos sabios es la última cosa que la cultura actual produce.
- ¿Entonces, qué quiere usted? ¿ Cambiar la humanidad?
- No, una cosa más modesta: que la humanidad cambie, como ella misma ya lo hizo dos o tres veces.
Cornelius Castoriadis
Las Encrucijadas del Laberinto
22 de julio de 2010
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