Editor: Mario Rabey

31 de marzo de 2008

Un golpe sin militares

por Rafael Szir

La situación creada por ciertos sectores del campo debe servir para reflexionar acerca de sus causas y consecuencias posibles. Al campo le va bien, el país está mucho mejor que hace cinco años, la coyuntura internacional nos favorece, entonces ¿por qué hay un clima encendido y peligroso? Los ruralistas ricos dicen que los piquetes son espontáneos y provienen de los chacareros chicos y en muchos casos rebasan a sus dirigentes de la FAA. Los dirigentes de la FAA encabezan muchos piquetes, con arengas que superan en hostilidad a las más duras de quienes en Buenos Aires paran los subtes o algún hospital. Se arrogan el derecho de impedir el tránsito de camiones con productos imprescindibles para la canasta familiar, con lo cual atizan el desabastecimiento y el obvio encarecimiento de lo poco que queda en las góndolas. Los políticos opositores –Macri, Carrió, entre otros– suman bronca a la bronca y alientan los cacerolazos urbanos, a los que se pretende mostrar como espontáneos. Se cuestiona el derecho de quienes defienden al Gobierno y se los trata como siempre, es decir “son violentos”. ¿Adónde conduce esta situación? Se dice que como los militares ya están fuera de juego, no hay peligro de golpes de Estado. Aquí creo que se comete el mayor error, por parte de la gente y los pocos medios honestos. Si las consignas porteñas son “que se vaya Cristina”, se trata de intento o deseo de golpe. Si los chacareros y sus dirigentes dicen como escuché decir a De Angelis, “que si viene la Gendarmería a hacer circular los camiones con productos alimenticios, que vengan con las ambulancias...”, ¿qué es eso? Los golpes siempre tuvieron base en descontentos justificados o fabricados, y que el protagonista ritual no esté en carrera –los militares– en absoluto les quita el carácter golpista a ciertas acciones y discursos. Ver lo que pasa en Bolivia, Venezuela, Ecuador, donde los ricos se levantan para enfrentar a sus gobiernos, con apoyo de medios y en algún caso con el de Bush, evidencia que aun sin los militares se puede desestabilizar a un gobierno. Mi modesta opinión, aunque se vea como loca, es que como no se vislumbran formas electorales de vencer a este gobierno, se está recurriendo a un desgaste que por más errores en algún eventual porcentaje en las retenciones, nunca justifica encender el país, que no es del campo ni de la clase cheta, sino de casi 40 millones de habitantes.


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