Editor: Mario Rabey

1 de septiembre de 2011

Teatro por la Identidad, Edición 2011


Yo me llamo Cronista por Naturaleza

No es verdad. Ese no es mi nombre verdadero.

Es sólo un nombre de fantasía con el  que me siento identificada plenamente.
El verdadero figura en mi documento, y nací en una noche de endemoniado calor  de  la década del '60.
Pude discutir con mi padres, irme de casa, volver, quedarme, viajar con ellos,  y hasta darle un sentido Adiós al que partió primero.
Todo esto fue posible, porque sé quién soy.
No le pasó lo mismo a muchos jóvenes nacidos apenas una década posterior a la mía.
400 de ellos todavía no conocen su verdadera historia de vida.

En el año 2.000, los actores argentinos Daniel Fanego y Valentina Bassi decidieron convertir nuevamente al teatro en un cañón que apuntaba directamente al público, para contar las historias de cientos de personas, que en realidad no sabían a ciencia cierta quiénes eran.

Un vez más, el arte era el instrumento elegido para mostrar la Historia, y perseguir a ese animal salvaje que se escapaba entre la selva: la Memoria.

Obras tales como "A propósito de la duda” de la autora Patricia Zangaro, se estrenaban en el Centro Cultural Recoleta, y la trama comenzaba a tejerse nuevamente.
Paralelamente, las  palabras "banco de datos" se hacían cada vez más cotidianas en la prensa diaria.
La primera llamada abierta buscando autores que quisieran presentar sus trabajos sobrepasó las expectativas de los convocantes, entre los cuales estaba Luis Rivera López , relator de este testimonio y perseguidor selvático.
El teatro "El Nudo" se vió desbordado y quedó gente en la calle.
Actores famosos, under, con o sin experiencia, autores de todos los estilos, vestuaristas, sonidistas ...
Todos querían formar parte de esta nueva tanda de obras, para que no se cortara la  cadena que había comenzado con el enorme "Teatro abierto" que dió la bienvenida a la democracia.
Pero habían pasado casi 20 años entre una muestra y otra.
450 obras fueron presentadas, muchas de ellas en mano por sus propios autores.
Razón por la cual debió crearse una "subcomisión de lectura", para más tarde sacar de la galera otra llamada "de rechazo".
Las Abuelas de Plaza de Mayo integraban la primera, y algunas de sus representantes, como María Eva Perez, leían las obras.
Cada autor que fuera seleccionado debía buscar  salas de ensayo, directores afines a su obra, actores, iluminadores, y cualquier cosa que necesitara para poner en marcha el sueño que embarcaba a cientos de artistas.
En un punto, la adrenalina habitual que rodea a  la preparación de un texto se potenciaba por la resposabilidad de lo que se  trasnmitiría.
Se contó con apoyo de la plana mayor empresarial y productores con larga trayectoria en el teatro "comercial", como Carlos Rotemberg y otros, brindaron su apoyo incondicional.
El público, agradecido.
Todos donaban su tiempo, su talento, su vuelo y sus dones para improvisar sobre lo llovido.
Nadie decía No, en un país que se caracteriza  a veces por lo contrario.
Pero  también navegaban sobre aguas oscuras, al despreciar las amenazas constantes que  los acompañaron durante 10 años, inclusive hoy, momentos previos a la apertura de cada ciclo.
Llamadas y mails.
Brigadas con perros antes del debut, revisando las salas.
Esto sí que es Argentina, cantaba Sumo...
Vértigo en las noches de apertura, y el país a punto de salir de la burbuja del uno a uno.
Todo eso junto y  los corazones del público latiendo "a mil " frente a sus queridos actores.
En la primera noche, la actriz y autora Monica Felippa no pudo ver su propia puesta  de “El espejo” protagonizada por el gran Jorge Rivera Lopez.
La emoción era más fuerte.
Pasada la primera tormenta, Teatro por la Identidad siguió funcionando año tras año.
A pulmón primero, con subsidios después.
Armando grupos itinerantes  (como los viejos circos..) que giraban por lugares lejanos a la ciudad que los había visto nacer.
Las obras de TxI pudieron verse en sinagogas, facultades, y en funciones especiales para escuelas.
Alguien tiró esa primera piedra al lago, y luego  los círculos se fueron expandiendo en el agua, hasta llegar a la orilla.
Como siempre.
Entre la gente de teatro, siempre hay alguien que tira la primera piedra desde atrás de los telones, y luego no esconde la mano.
Apoyemos a esta gigantesca muestra de Historia y  Arte combinados para atrapar a la Memoria, ese animal salvaje que corre y corre…

2 comentarios:

el waro dijo...

Es muy bueno! Tuve la posibilidad de ir en algunas ediciones y lo disfruté muchísimo, por esa carga emocional y también por la calidad de las puestas, tanto en el San Martín, como en el Cervantes.
Hay que difundir todo lo que se pueda, porque es arte de alta calidad, y porque nos ayuda a ejercitar la memoria.
Saludos!

Katiuska dijo...

CRONISTA POR NATURALEZA
ES
INES AMBROGIO