Editor: Mario Rabey

12 de agosto de 2011

En el acto en apoyo a Zaffaroni, Facultad de Derecho, Buenos Aires, 11 de agosto



La Lección de un Maestro

por María Bertoni
publicado en Espectadores
el 12/08/11

El Dr. Raúl Zaffaroni dio ayer una clase magistral en el acto convocado en la Facultad de Derecho de la UBA por la misma Alta Casa de Estudios, la Asociación de Abogados de Buenos Aires, la Asociación Americana de Juristas, la Asociación de Abogados Laboralistas y el Observatorio de la Justicia Argentina en apoyo al “Maestro” (así lo nomraron más de una vez). El evento empezó formalmente a las 18.35 con la lectura de algunos de los mensajes emitidos por distintas entidades argentinas e internacionales y por figuras públicas como Baltazar Garzón, Eduardo Galeano, Adolfo Pérez Esquivel, Juan Gelman, Eduardo Jozami entre tantos otros.

Poco antes de las 19, el juez de la Corte Suprema se hizo presente para agradecer la expresiones de solidaridad con su persona y en repudio a la intentona destituyente perpetrada por algunos medios de comunicación y referentes políticos de la oposición. Tras escuchar las palabras vertidas en innumerables cartas y comunicados, además de los discursos del rector de la Universidad de Buenos Aires Rubén Hallu, la decana de la Facultad de Derecho Mónica Pinto y representantes de las distintas entidades responsables del evento, el magistrado tomó la palabra para expresar su gratitud y para anunciar que no asistirá a otros actos de desagravio ya organizados: “vine aquí porque ésta es mi casa”, explicó.

“No quiero hacer de ésta una epopeya”, agregó. También aclaró que “las interpretaciones sobre lo ocurrido no son de mi autoría”. En cambio sí propuso tomar distancia académica y dar una clase abierta sobre criminología mediática a partir de un caso práctico: el de público conocimiento.

Con la claridad conceptual, la pertinencia intelectual y el sentido pedagógico que encontramos en la colección aquí sintetizada, Zaffaroni desarticuló el fenómeno de “lapidación mediática” de la que es objeto. Su ponencia se basó en el desarrollo cartesiano de los siguientes puntos: 1) caracterización del hecho, 2) motivaciones de la empresa moral, 3) perfil del agredido, 4) instrumento de lapidación, 5) mecánica de lapidación, 6) objetivos de la lapidación, 7) consecuencias comunicacionales, políticas, sociales del hecho.

El penalista definió al amarillismo como una “patología de la comunicación, cercana a la pornografía” de la que los medios serios deben preservarse no sólo para impedir una generalización metodológica que degrada el ejercicio periodístico sino para evitar la intervención de los censuristas, siempre dispuestos a reclamar una ley mordaza. En este sentido, Don Raúl reivindicó a la Constitución Nacional como “la mejor (y única) Ley de Prensa”.

El juez de la Corte Suprema también se refirió a la prensa amarilla en tanto explotadora de trabajadores necesitados de su salario, y por consiguiente forzados a contravenir sus principios y la ética profesional en nombre de la primicia. De esta manera, le dio visibilidad a una realidad laboral que pocos periodistas se atreven a denunciar públicamente.

Al término de una clase imperdible, cuya transcripción completa excedería ampliamente la extensión de un post, Zaffaroni reveló algo que hasta ese momento ni siquiera sabían sus propios colaboradores. “Llevo ocho años en la Corte; por eso meses atrás tomé la decisión de retirarme a fin de año para dedicarme exclusivamente a la actividad académica. Hoy, después de este escándalo, no puedo ni debo abandonar mi función”.

“No nací en la Corte ni moriré en la Corte, pero me tendrán por un tiempo más: si me fuera, estaría dando la peor lección de mi vida”. Con estas palabras, el Maestro se despidió de un salón de actos colmado por alumnos, colegas, figuras públicas y simples ciudadanos orgullosos y determinados a acompañar a Don Raúl cuantas veces sea necesario.

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