Editor: Mario Rabey

26 de septiembre de 2010

El periodista asesinado en la Villa 31

A 22 días del crimen de Adams Ledezma Valenzuela en Retiro

Continúa impune el asesinato del periodista boliviano de la Villa 31

Tiempo Argentino, 26 de Septiembre de 2010




Era un referente muy respetado y querido en el barrio. Conducía el noticiero de una señal de cable comunitaria y planeaba denunciar la venta de drogas. Para la policía murió durante una pelea y está identificado el sospechoso.


En una casa de pisos y paredes que no saben de cerámica y pintura, Ruth Torrico quiere creer. La viuda de Adams Ismael Ledezma Valenzuela, el periodista y referente social de la Villa 31 bis asesinado hace 22 días, cuenta que el comisario y la fiscal le dicen que “están cerca” de resolver el crimen y le aconsejan no preocuparse de más. Pero en la humilde casa de la manzana 99 del barrio, la mujer busca consuelo y desconfía.

“Pasaron muchas cosas raras –relata Ruth– que no tienen explicación. Por ejemplo, cuando me avisaron lo que había pasado, un patrullero ya estaba en el lugar cuidando que nadie se acercara al cuerpo. Yo todavía no sé quien los llamó, y además me pregunto por qué no llamaron a una ambulancia antes que a la policía.”
En la madrugada lluviosa del 4 de septiembre, entre las 3:30 y las 4 de la madrugada, el golpe de unas palmas despertó a Adams, quien esa noche había dormido solo en la planta baja para custodiar las bolsas de cal que guardaba en el comedor.
El hombre se asomó a la calle, reconoció a quien lo llamó y pidió tiempo para vestirse.
Antes de salir, agarró un buscapolo, las llaves y cerró la reja con un candado. Pensó que el trámite no le tomaría más de un rato porque dejó cargando su celular.
A las 4:30 un grito sacó de la cama a Ruth. Era su compadre. “El Ledezma está herido. Vení rápido”, le rogó.
Adams murió a la vuelta de su casa de dos puntazos. Uno a la altura del cuello, en el lado izquierdo, y otro en el estómago. Tenía 41 años, era uno de los responsables de la señal de televisión comunitaria Mundo Villa y un solucionador de problemas en el barrio. “Desde el padre Mugica que no se movilizó tanta gente por una muerte”, aseguran dolidos los vecinos. Los mismos que no creen que su final sea sólo culpa de la maldad de un trasnochado. Para ellos, la labor periodística de Ledezma molestaba a más de uno.
“Con Mundo Villa vamos a mostrar que los chicos de la 31 y 31 bis no son los únicos que consumen paco sino que también lo hacen los de Recoleta, Palermo, y el Centro. Son los que vienen al barrio a comprar, muy hermosos, con sus 4X4 de 80 o 200 mil mangos”, prometía Adams a quien queria escuchar. La fatalidad se lo impidió.
“Cuando llegué estaba en el piso y juro que lo vi moverse, pero la policía no me dejó acercarme. Les grité que lo ayuden, pero me dijeron que no se podía. Ni me dejaron calentarle el cuerpo”, se lamenta la viuda, quien todavía se indigna al recordar que la ambulancia tardó tres horas en llegar.
El abandono que sufrió su marido no es lo único que intranquiliza a Ruth.
“El cuerpo estaba muy derecho, como si lo hubiesen acomodado. Otra cosa que me llamó la atención es que esa noche había llovido pero los zapatos de Adams estaban muy limpios. Cualquiera que ande por el barrio sabe que los días de lluvia las calles están llenas de barro”, reflexiona.
Existe dato inquieta a la mujer. “Adams tenía un cigarrillo en la mano de una marca que nunca fumó. Era uno de papel marrón que es el que fuman todos los paraguayos acá y estoy segura que se lo pusieron entre los dedos porque ni siquiera estaba prendido. Toda la vida le quisieron convidar de esos y siempre decía que no. Fumaba sólo Marlboro, y si no había, Camel”, sentencia.
Mientras Ruth desesperaba por la llegada de una ambulancia, una mujer de nacionalidad paraguaya se le acercó y, a metros de su esposo moribundo, le susurró al oído: “Andate de acá porque a vos y a tus hijos le va a pasar lo mismo que a él.”
Sin embargo, para los investigadores y la fiscal Viviana Fein, a cargo de la causa, los hechos son muchos más lineales de lo que piensa Ruth.
La policía confirmó que tiene identificado al asesino y que se trata de un hombre mayor de edad, de nacionalidad paraguaya y con antecedentes por delitos contra la propiedad. Además, conocía a la víctima, pero hacía tiempo que no vivía en el barrio. Fue sindicado como autor del homicidio por tres testigos presenciales.
“Escuchó un ruido, salió a la calle y se encontró con esta persona. Discutieron, se pegaron y uno perdió y otro ganó. Esto no tiene nada que ver con la droga ni con su actividad”, explicó, algo lacónico, una fuente del caso.
Una hipótesis que esta muy lejos de conformar a la viuda. “Lo que pienso es que un conocido lo despertó y le pidió que lo ayude con la luz o el cable. Por eso se llevó el buscapolo. Nosotros tenemos tres perros y ninguno ladró. Lo mataron por envidia y porque ya tenía ganada la elección para presidente del barrio”, arriesga Ruth mientras mira con ternura a cada uno de sus seis hijos a los que ya les explicó que deberán aprender a resolver los problemas sin la ayuda del padre.

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