Editor: Mario Rabey

12 de diciembre de 2009

Las policías no necesitan más facultades sino nuevas habilidades


por E. A.
El autor de esta nota es un amigo que ha trabajado mucho en temas de política criminal y seguridad ciudadana. Responde aquí a una pregunta mía sobre lo que el gobierno debería hacer para manejar con racionalidad los cortes y los piquetes. Me ha pedido que no figure su firma en este adelanto, mientras se da un tiempo para elaborar algo un poco más sólido, que pueda someterse a una controversia interesante. La foto es de Wikipedia.


Uno de los más graves atrasos - no el único - que padecen las fuerzas de seguridad en la Argentina es su incapacidad de intervenir de un modo inteligente, con tácitas disuasivas y negociadoras y daño mínimo o nulo en la gestión del desorden en el espacio público - calles y otras vías de tránsito - y en grandes concentraciones de público - espectáculos deportivos o artísticos masivos. Son especies diferentes en sus particularidades pero integran el mismo género de problemas.

Esta carencia- una más de las obsolescencias de nuestro sistema policial, entre los más vetustos y corruptos de toda América - empuja a la dirigencia, a veces de buena fe y otras con hipocresía, pero siempre con impericia, a plantearnos la falsa opción represión vs. caos. Esto no solamente altera la libre circulación y genera malhumor social y conflictividad agregada, sino que alimenta - y es lo más grave - el discurso reactivo (reaccionario) del Partido del Orden.

Lo cierto es que las conducciones policiales, a las cuales la estructura vertical-militar de obediencia ciega, cero planificación y cero capacitación favorecen en sus intereses corporativos, también se benefician con la indecisión del estado, creando el clima de demanda permanente: "Y, tenemos las manos atadas. Y, nos faltan patrulleros. Y, tienen que darnos más facultades" ... Ver más...

Las policías no necesitan más facultades sino nuevas habilidades. Entre ellas, serios protocolos de uso de la fuerza y de intervención en la conflictividad social.

Mientras eso no ocurre, los gobiernos saben - y, naturalmente, temen - que una acción para disolver un nudo vial provocado, o para controlar la violencia en un estadio, puede derivar en muertes, destrozos y motines. Prefieren, entonces, esperar de brazos cruzados.

Es un asunto bastante más complejo que esta brevísima y apurada síntesis, pero el fondo de la cuestión es esta: Un gobierno tras otro cae en el mismo error, que es ceder la iniciativa en la gestión de seguridad a las policías, dándoles una tácita autonomía. Scioli-Stornelli hicieron eso en la provincia, lo que significó una regresión de diez años.

Hay también una pésima distribución geográfica de los recursos del poder de policía. La gendarmería, una policía especializada en contrabando y criminalidad compleja, carece de entrenamiento para disturbios sociales. Van con FAL. Y matan. No son ellos los que tendrían que intervenir.

1 comentario:

Fede dijo...

las fuerzas de seguridad, son obsoletas a su funcion primaria, pero completamente funcionales a las funciones secundarias, ya sea legales o ilegales, que ejercen y creo que alli reside la dificultad para poder cambiar el modo en que se desenvuelven, ya que, una policia entrenada y con capacidades de negociacion y habilidades para la toma de decisiones mas alla de "reprimir" es un cuerpo mucho mas dificil de manejar, ya que se trataria por definicion, de sujetos con otras capacidades mentales y otras aspiraciones mas que un "laburo que viene de familia", "una forma de ejercer autoritarismo y disfrutarlo", o "un laburo bien pago" .. estamos hablando de una tarea que si o si debe de requerir vocacion para quienes la ejercen, se trata de vidas, asi como en la medicina, no de fabricar lapiceras...

saludos