por Martín Santos
Publicado en: noósfera
En Francia están sufriendo el único problema filosófico realmente serio: el suicidio. Según Albert Camus en su ensayo sobre el suicidio ‘El mito de Sísifo‘ este es la pregunta filosófica absoluta.
Los empleados de France Telecom están impulsando la protesta más extrema de todas, el suicidio de sus empleados como manifestación a las nuevas exigencias de la empresa. En los últimos 20 meses se han matado 25 trabajadores de France Telecom, se han matado, dicen, que por las condiciones de su trabajo, por las exigencias de sus jefes, las demandas de productividad que no pueden atender. Se han matado porque su trabajo no es un lugar que los motive ni los desafíe, porque en sus trabajos no son felices pero tampoco pueden hacer otra cosa. Yo me preguntaba con respeto hacia los muertos de France Telecom por qué no cambiar de trabajo, sin ser insensible, sin entender desde lejos los detalles de una tragedia, de la depresión; Por qué no rebelarse y salir corriendo de la oficina, y cagarse en la hipoteca que ya vendrán tiempos mejores…esa película Argentina de Norman Briski que reivindica la fiaca y se llama La Fiaca y cuenta la historia del oficinista que elije no salir de su cama y se acabó.
Dicen que las Blackberry regalan a los felices trabajadores 60 minutos por día de productividad. La jornada laboral se extiende en sus límites de horas una hora más para que puedas trabajar más más más. El trabajo se extiende una hora por día, o tu vida se achica una hora. Los reclamos históricos de los trabajadores de regular la jornada en ocho horas, luchas sindicales, reclamos sangrientos, para decirle al patrón: Oye NO NO NO, TENEMOS DERECHOS, VIDA PROPIA, LIMITES…bueno todo eso corre menos porque las corporaciones (y también los pequeños tiranos) se las han ingeniado para trasladar la jornada en simpáticos mini controles remoto de empleados donde pueden estrujar su tiempo ocioso de trabajo y así rendir más más más.
Marx, Karl Heinrich, debe estar sonriéndonos desde el cielo de los proletarios. Superado en sí mismo, sorprendido de las vueltas de la racionalización, de la sutileza de la técnica. De la desidia de los trabajadores para generar otras opciones. Sobre todo debería estar pensando en cómo el sistema capitalista es capaz de ordenar las voluntades para que un trabajador crea que su vida -su cuerpo- no debe existir porque su trabajo no le gusta. Y que su propio cuerpo no sea capaz de aflojarse esa corbata, romper el monitor en el piso y correr por el pasillo en cueros al grito de ¡¡¡¡¡LA PUTA MADRE QUE TE PARIO FRANCE TELECOM!! digo, como opción a suicidarse.
El error es, claramente, de sus managers. Algo decepcionante, están actuando verdaderamente mal. Los avances y las innovaciones nos han dado tantas herramientas para explotar sutilmente que no se comprende cómo son tan bruscos. La cantidad de redes sociales, avatares, fotos online, videitos graciosos, chat, conexión ubicua y permanente para engañar al empleado y que crea que no está trabajando. Todas esas herramientas a disposición de los jefes explotadores que cuando saben realmente las técnicas del rendimiento dejan hacer y montan salones de juegos, pelotas de colores, juguitos de frutas en los pasillos, golosinas gratis. Google que le dicen y es una picardía nada nueva: gallinas torpes producen de noche creyendo que es día y su producción de huevos aumenta aunque se tenga que pagar más de luz.
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