Editor: Mario Rabey

20 de abril de 2009

Ambiente, Inclusión social y desarrollo sustentable

Ventajas de relanzar la "economía ecológica"

Más allá de las definiciones financieras, la reciente Cumbre del G-20 avanzó en la sustentabilidad ambiental como eje rector de la recuperación.

Alejandro Rossi

Clarin, 20 de abril de 2009

El 2 de abril los líderes del G-20 suscribieron la Declaración de Londres y el mundo pareció suspirar de alivio, ante el temor de un estruendoso fracaso de consecuencias imprevisibles. Más allá de sus definiciones financieras, es oportuno notar que más de un tercio del documento se encuentra referido a la sustentabilidad ambiental como eje rector de la nueva economía. De esta manera, asistimos al relanzamiento de un concepto hasta ahora olvidado en el mundo globalizado: la denominada "economía ecológica".

A tal fin la Declaración identifica su objetivo final como una "Globalización Sustentable" que se postula alcanzar a través de 6 metas que comprenden reconquistar la confianza, el crecimiento, el control del sistema financiero y el acceso el crédito, fortalecer las regulaciones y las instituciones, y construir una recuperación "inclusiva, verde y sustentable".

La trascendencia de las consideraciones ambientales aparece estructurada en torno a un nuevo sistema de valores y principios que promoverán la actividad económica sustentable, alentándose para la próxima reunión del G-20 nada menos que el tratamiento profundizado de una Carta para la actividad económica global, justa y sustentable.

Específicamente, se acuerda en asignar el mejor uso posible de las nuevas inversiones a través de los programas de incentivos fiscales orientados a construir una recuperación adaptada, sustentable y ecológica, con el propósito de alcanzar infraestructuras y tecnologías más limpias, innovadoras, costo-efectivas y con baja generación de carbono, para lo cual se respaldará el rol de los bancos multilaterales de crédito.

Asimismo, se reafirma el compromiso de trabajar profundamente en materia de cambio climático, a través del principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas, instruyéndose para alcanzar un acuerdo en ocasión de la próxima conferencia internacional de diciembre. Resulta claro para el G-20 que la crisis financiera y económica actual viene a colisionar con otra crisis preexistente en materia ambiental.

La gravedad del cuadro es advertida en la dirección correcta, al formularse una respuesta integral estructurada en torno a la idea de un sistema financiero global ambientalmente sustentable, abriéndose tal vez una nueva era en los sistemas económicos signada por la consistencia.

Pareciera entonces que llegó la hora de "internalizar" la variable ambiental en las ecuaciones de rentabilidad así como en las políticas públicas, con el indispensable respaldo del crédito internacional. En esto consiste el relanzamiento de la economía ambiental.

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