Editor: Mario Rabey

8 de enero de 2009

¿Alguien tuvo razón en la catástrofe de Gaza?


Ojo por ojo y el mundo va a quedar ciego

Por Mario Rabey

El problema central no es quién "tuvo" razón. El problema es si la razón puede ser constreñida a este tipo de interacciones. Dicho en términos de una frase de Gandhi: "ojo por ojo, y el mundo va a quedar ciego".

El Estado de Israel es una construcción que forma parte central del nuevo orden fascista mundial, el orden más violento de la historia humana, donde nueve millones de personas (pobres) mueren anualmente de hambre. Tantas como el total de muertos por los nazis en sus campos de concentración. Un mundo con nuevos guetos, en la mayoría de los países del mundo. Algunos altamente sofisticados, como Cisjordania y la Franja de Gaza. Por supuesto, los fascismos no son un demonio. Porque los fascismos son reales y los demonios son imaginados.

Hamas es una de las respuestas más recientes al Estado de Israel. Tiene veinte años de historia y recién dos años antes de la masacre de Gaza  se convirtió en una fuerza política electoral, ganando las elecciones parlamentarias en Palestina. Hamas es una construcción histórica violenta que responde a la violencia de Israel.

Es una organización populista fundamentalista, un Estado sin nación reconocida, pero con pueblo. Y como todos los fundamentalismos, está erróneamente instalada en que la violencia puede construir un mundo mejor (un mundo sin violencia). Un terrible error de raíz judía, adoptado por el cristianismo y el islamismo. Por supuesto, tampoco los fundamentalismos son demonios (aunque sus adeptos crean en el demonio y el infierno). Ni son ángeles, que tampoco existen.

Una mirada no judeo-cristiano-islámica, -por ejemplo, desde la perspectiva gandhiana de satyagraha- no discute los hechos que se propone cambiar mediante la violencia (hechos de profunda violencia, que hay que transformar completamente) sino que plantea que la violencia es un método in-adecuado para cambiar los hechos violentos. Solamente agrega violencia, en una espiral de retroalimentación positiva. Y de entropía.

Una espiral catastrófica.


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