Editor: Mario Rabey

16 de diciembre de 2008

100 años del Petróleo Argentino

Viernes, 14 de diciembre de 2007

Más allá de la incertidumbre sobre las cifras de las reservas hidrocarburíferas, compañeros del MORENO de Neuquén señalan la necesidad innegable de recuperarlas para el patrimonio nacional

Como un homenaje a los pioneros, a todos los trabajadores y técnicos que contribuyeron para desarrollar esta enorme riqueza, haremos un esfuerzo por mostrarles una verdad oculta por los intereses de las corporaciones privadas.

No resulta nada fácil explicar al pueblo Argentino qué pasó con nuestra industria de hidrocarburos en los últimos años cuando el Petróleo Argentino cumple 100 años, a partir de su descubrimiento el 13 de Diciembre de 1907 en Comodoro Rivadavia.

Partimos de que la riqueza petrolera de un país está directamente relacionada con el volumen de RESERVAS de hidrocarburos que posea y que en nuestro caso es la principal energía que mueve nuestra economía. En particular, para la Patagonia ha sido un recurso vital de su desarrollo, y los patagónicos seguimos dependiendo de él.

Nuestra industria petrolera comenzó a desarrollarse con la estatal YPF, fundada en 1922, siendo la primera en América pensada como estratégica para la provisión de energía de una Nación que peleaba por su independencia. Luego de haber logrado su objetivo de autoabastecimiento nos encuentra, a los 100 años, en una crisis energética estructural por un proceso de vaciamiento, aún vigente, y comenzando a importar hidrocarburos por la pérdida de la autosuficiencia conseguida con el esfuerzo de toda la sociedad. Cuando el negocio es tan grande el ´macaneo´ es proporcional, por eso no es fácil desenredar la ´madeja´ que fueron armando los que se benefician con este negocio.

Lo más codiciado en este tema son las reservas de hidrocarburos, por su valor económico y estratégico, por eso analizaremos su evolución en nuestro país. La manera más objetiva y sencilla posible para hacer una evaluación de lo sucedido con las reservas en la Argentina es detenernos en la actualidad, mirar hacia atrás y realizar un balance a la luz de los hechos.

Si bien el proceso de transferencia de la renta petrolera hacia el sector privado comienza bastante antes, tomaremos para el análisis el inicio del proceso de privatización, a principios de los años ´90, para poder representar lo que pasó en este período con nuestras reservas, a partir de los datos oficiales históricos.

Solo unos pocos especialistas podían estimar, en ese momento, cuántas reservas de petróleo se podían extraer de los yacimientos argentinos. Sin embargo cualquier técnico ligado al negocio podía imaginárselo, teniendo en cuenta la tecnología moderna en desarrollo que ya podía prever la obtención de una mayor recuperación en los viejos yacimientos, la sísmica 3D, etc., que YPF ya había empezado a aplicar. Por otro lado las estadísticas históricas de la evolución de reservas en los yacimientos mundiales permitían deducirlo

La cantidad de 1000 millones de m3 de reservas de petróleo, existentes en el año 1990, se deducen, hoy, de la suma que produjeron las compañías en estos 17 años, 650 millones, más las reservas remanentes estimadas de 350 millones que nos quedarían por extraer. Esta última cifra tiene un margen de duda, teniendo en cuenta los antecedentes en el manejo fraudulento de reservas de las compañías (Repsol, Shell, etc.); en cambio las reservas producidas, si bien no tienen un control muy estricto del Estado, son datos oficiales.

En contraste con esta realidad que podemos comprobar hoy, 250 millones de m3 fueron las reservas que ´ofrecieron´ para la venta a principios de los ´90 los funcionarios, organismos externos y empresarios beneficiados, diseñadores de la privatización.

El total de reservas, los 1000 millones de m3 de petróleo (6.300 millones de barriles), equivalen a un valor del orden de 190 mil millones de dólares haciendo una estimación de un precio promedio, en el período, de 30 dólares el barril (hoy a más de 90 dólares). Este es el valor estimado bruto del crudo. Si tomamos en cuenta los productos derivados, el valor agregado que podría adicionar nuestra industria petroquímica, el valor se multiplica. El costo total promedio de producción de las reservas que tuvieron las compañías fue seguramente bastante menor a 6 dólares el barril.

Esta riqueza de todos los argentinos fue cedida al capital privado, mayormente extranjero, cuyo único objetivo es obtener la mayor ganancia en el menor tiempo posible, cuestión predecible al momento de la privatización. Esta enorme defraudación hecha con las reservas de petróleo y gas, sumada a la generación forzada de la deuda externa, son los dos principales factores que empobrecieron a nuestro pueblo y el verdadero origen de la inseguridad de nuestros centros urbanos.

No hay ninguna chance de solucionar nuestra crisis energética con la política vigente, la mayor parte de la renta sigue siendo absorbida por las compañías y nuestro problema seguirá agravándose a medida que se agoten las reservas. En el negocio del gas el daño causado a nuestra economía estructural, al haberlo privatizado, es de similar magnitud.

Si los argentinos permitimos que nuestro ´tacho´ de petróleo se termine vaciando sin antes activar una recuperación del nivel de reservas en nuestros yacimientos, luego ya no habrá remedio, o será muy difícil, porque no tendremos una fuente de recursos tan poderosa que lo permita. El costo de importar el petróleo crudo y el gas para mover nuestra actividad económica consumiría una alta proporción de nuestros recursos y aumentaría los costos internos haciendo aún menos viables las actividades industriales más criticas y más pobre a nuestra población.

La única opción que prioriza el interés general es la recuperación de nuestras reservas de hidrocarburos, antes de que se agoten. Esto permitiría que parte de la cuantiosa renta que genera este negocio, se reinvierta para mantener una provisión sustentable de estas fuentes de energía, que son las que en mayor proporción alimentan nuestra economía, hasta tanto vayamos desarrollando otras fuentes alternativas de reemplazo, previendo el agotamiento final del recurso no renovable.

Los costos de producción totales promedio del petróleo argentino rondan actualmente los 6 a 8 dólares por barril. Este es el valor que tendríamos que pagar los argentinos por este producto -que es la principal fuente de energía que mueve nuestra economía, transporte, etc.- si no nos hubiesen despojado de él. Actualmente el crudo las empresas lo comercializan internamente a 45 dólares. Y si lo tenemos que importar cuesta el doble. Mucho más costoso aún resulta la importación de productos elaborados, como el diesel.

La solución es sencilla y solo se necesita la decisión política para ejecutarla: Quedarse con la renta de un recurso que es legítimamente nuestro y con parte de esa renta seguir manteniendo el nivel de reservas que teníamos antes de privatizar YPF.

Esto no sería nada más que hacer lo mismo que están haciendo, con gran suceso, Brasil, Venezuela, Bolivia, Ecuador, México, etc., que en su momento comenzaron imitando a la YPF Argentina.

Fuente InfoMoreno

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