Editor: Mario Rabey

18 de enero de 2011

Túnez: ¿Revolución 2.0 o cambiar todo para que todo siga igual?

Nota del Editor: En Túnez, más de 20 años de una dictadura euronorteamericanista que hacía recordar al Gobierno de Mohammed Reza Pahlevi en el Irán anterior a los Ayatolas hacían prever una Revolución Fundamentalista Islámica (a la cual precisamente el Dictador Ben Alí se planteó impedir) han sido interrumpidos por ... una "Revolucióin 2.0", como sostienen los ciberactivistas.  ¿O Gatopardista, como sugiere Robert Fisk? Reflexionemos juntos. Aquí, algunos materiales en castellano.

Revolución 2.0: Reiniciando Túnez

Esta semana pasada fue uno de los momentos más intensos de los medios de comunicación franceses y la esfera social árabe desde la llegada de la Web 2.0. La revolución de Túnez, que ha ido creciendo tanto en el terreno como online desde el 17 de diciembre, cuando llegó a un doble clímax. El viernes, el dictador Zine Al Abidine Ben Ali, anunció el fin inmediato de toda censura en la Red, y luego puso en libertad a los bloggers que todavía permanecían en la cárcel. Entre ellos se encontraba Slim Amamou, un escritor de ReadWriteWeb Francia y un héroe nacional. El sábado, Ben Ali salió del país, su avión supuestamente con dirección a Arabia Saudita. ReadWriteWeb Francia tiene una relación especial con Túnez y sus medios de comunicación social y los activistas de la escena digital.

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Un miembro del Partido Pirata de Túnez formará parte del gobierno de transición

Nación Red, 17/01

Slim AmamouLo que está sucediendo ante nuestros ojos y – para muchos – en nuestras pantallas, podría ser la primera revolución 2.0. Un movimiento local apoyado por un movimiento global, millones de usuarios de Internet de todas las nacionalidades y todos los países, que no sólo miran – como en los días de Ceaucescu -, sino que participan. Desde un simple retweet a la organización de operaciones a gran escala, pasando, por supuesto, por la Operación Tunicia de Anonymus, la revolución tunecina ha tomado, en Internet, un dimensión mundial. – Fabrice Epelboin.
Slim Amamou (foto), uno de los tres miembros del Partido Pirata detenido hace unos días en Túnez, no sólo ha sido liberado sino que la han nombrado Secretario de Estado de Juventud y Deportes del nuevo gobierno tunecino, después de que el presidente Ben Alí abandonara el país el pasado viernes.
Este es la primera vez que un miembro del Partido Pirata consigue entrar en un gobierno estatal

El primer ministro anuncia el nuevo gobierno de Túnez

Reuters/ EP / EcoDiario.es | 17/01/2011

El primer ministro de Túnez, Mohamed Ghanouchi, ha anunciado la composición del nuevo gobierno en el que algunos de los ministros bajo la presidencia del presidente depuesto, Zine al Abidine Ben Alí, mantienen sus cargos y entran figuras históricas de la oposición.
Así, el líder del partido Ettajdid, Ahmed Brahim; el líder del Foro Democráticos por el Trabajo y las Libertades, Mustafá Ben Jaafar, y el líder del Partido Democrático Progresista, Nejib Chebbi, ocuparán carteras en el nuevo gabinete, en el caso del último la de Desarrollo Regional.
Por otra parte, Ghanouchi ha revelado que los ministros de Defensa, Finanzas, Interior -nombrado por Ben Alí- y Asuntos Exteriores, permanecerán en sus puestos.
Destaca también la pertenencia en este nuevo gobierno de Slim Amamou, miembro del partido Pirata de Túnez  que tras ser detenido el pasado viernes ha sido liberado y ha entrado en el Ejecutivo como Secretario de Estado de Juventud y Deportes.

Libertad a los presos políticos

El nuevo Gobierno de Túnez, en el que por primer vez está presente la oposición, pondrá en libertad a todos los presos políticos, según ha anunciado el primer ministro, Mohamed Ghannouchi, en rueda de prensa para dar a conocer la composición del Ejecutivo, precisando que investigará a aquellas personas con una fortuna enorme o que se sospeche de corrupción.
Además, el primer ministro ha anunciado hoy que todos los partidos políticos que lo soliciten serán legalizados.
Los actos violentos cometidos en Túnez durante la revuelta popular que precipitó la caída, el viernes, del ex presidente Zine El Abidine Ben Alí y los disturbios posteriores causaron un total de 78 muertos, ha declarado hoy ministro del Interior, Ahmed Friaa.

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La cruda verdad

Por Robert Fisk *
Página 12, Buenos Aires, 17 de enero

¿Es el final de la era de los dictadores en el mundo árabe? Cierto es que estarán sacudiéndose en sus botas a lo largo de Medio Oriente los jeques y emires, y los reyes, incluyendo a uno muy mayor en Arabia Saudita y uno joven en Jordania y los presidentes –otro muy viejo en Egipto y otro joven en Siria–, porque lo de Túnez no se suponía que iba a pasar. Protestas contra los precios en Argelia, también, manifestaciones contra los aumentos de precio en Amman. Sin mencionar más muertos en Túnez, cuyo déspota se refugió en Riad –exactamente la misma ciudad a la que huyó un hombre llamado Idi Amin.

Si puede suceder en el destino turístico Túnez, puede suceder en cualquier parte, ¿no es cierto?. Fue celebrado por Occidente “por su estabilidad” cuando Zine el Abdine Ben Alí estaba en el poder. Los franceses y los alemanes y los ingleses siempre elogiaron al dictador por ser un “amigo” de la Europa civilizada, mientras mantenían mano firme con los otros islamistas.

Los tunecinos no olvidarán esa pequeña historia, incluso si les gustáramos. Los árabes solían decir que dos tercios de la población total de Túnez –virtualmente toda la población adulta– trabajaba de un modo u otro para la policía secreta de Ben Alí. Habrán estado en las calles también, protestando contra el hombre que amábamos hasta esta semana. Pero no se exciten demasiado. El gobierno de “unidad” que va a formar Mohamed Ghannuchi, que ha estado atado a Ben Alí durante los últimos 20 años, será el par de manos que mantendrá nuestros intereses –más que los del pueblo– a salvo.

Me temo que será la misma vieja historia. Claro que nos gustará una democracia en Túnez, pero que no sea tan democrática. ¿Recuerdan cuánto queríamos que Argelia tuviera una democracia en los primeros años de la década de 1990?

Luego, cuando parecía que los islamistas podrían llegar a ganar una segunda vuelta en las elecciones, apoyamos allí un gobierno sustentado en la fuerza militar que suspendió los comicios. El choque con los islamistas fue letal y estalló una guerra civil en la que murieron 150 mil personas.

No, en el mundo árabe queremos ley, orden y estabilidad. Incluso en el corrupto y corruptible gobierno de Hosni Mubarak en Egipto, eso es lo que queremos. Y lo conseguiremos.

La verdad, por supuesto, es que el mundo árabe es tan disfuncional, esclerótico, corrupto, humillante y despiadado –y recuerden que Ben Alí era llamado terrorista en las protestas callejeras de la semana pasada en Túnez–, y tan totalmente incapaz de progreso social y político alguno, que las chances de que emerjan democracias del caos del Medio Oriente no superan el cero por ciento. El trabajo de los potentados árabes será lo que siempre fue: manejar a sus pueblos, controlarlos, mantenerlos cerca, amar a Occidente y odiar a Irán.

A propósito, ¿qué hacía Hillary Clinton en Túnez la semana pasada? Les decía a los gobernantes del Golfo que su trabajo era apoyar las sanciones contra Irán, confrontar a la república islámica, preparar otro golpe contra un Estado musulmán luego de dos catástrofes que Estados Unidos y el Reino Unido han ya ocasionado en la región.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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