por Anibal Cedrón
El jueves 30 de diciembre en un almuerzo que tuvo como anfitrión a Nacho Gutiérrez Zaldívar, en su domicilio, y como referente político al Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, se trató el destino del MAMBA, a una semana de la reinaguración de una ínfima parte de sus instalaciones, anunciada pomposamente como "una puesta en valor", de las mismas. Lo trascendente de la reunión es que viene a marcar la orientación de la política para la gestión de los Museos de Arte de la Ciudad, por parte del Poder Ejecutivo. Y es inevitable no relacionarla con la reunión informal que sostuvieron en la sede Museo Eduardo Sivorí, las entidades artísticas con la directora, Arq. María Isabel de Larrañaga, el viernes 10 de noviembre del ya año pasado, en las que se volcaron las preocupaciones sobre la situación del Museo Eduardo Sívori y los premios de la Ciudad
La mayoría de los artistas invitados desconocían el tema a tratarse, e ignoraban la concurrencia de Macri; seguramente pensaron que se trataba de una despedida de año, como quienes me dieron a conocer la información. Por razones de respeto y afecto a ellos no mencionaré sus nombres, a excepción de un par que vienen al caso. Mencionaré por ejemplo, que el único artista de la Galería Zurbarán presente fue Ernesto Bertani, en contraste a la presencia de artistas invitados con formas expresivas que no han sido de las preferencias de Gutiérrez Zaldivar -que ha promovido una estética ligada a una cierta figuración-. Al respecto alguno de los artistas presentes, le inquirió sobre este oportuno cambio de preferencias, a lo cual el contestó como ya lo hizo otras veces: "Si Rothko viviera, ¿de quién sería artista? ... Mío."
El intercambio de opiniones fue extenso. Pero las ideas esenciales y avaladas por Macri fueron las de privatizar el Museo, de dar por hecho la salida de la Prof. Laura Buccellato de la dirección, y sin llamado a concurso reemplazarlo por un director -preferentemente empresario acotó Nacho Zaldívar y se barajaron nombres-. Alguien de los presentes dijo que antes de pensar en un director había que discutir un modelo. Obviamente se mencionaron los modelos norteamericanos y europeos gestionados por Fundaciones. Nuevamente hubo oposiciones, planteando la necesidad de un modelo adaptado a la realidad local. Pero en este punto Macri volvió insistir en la idea de modelo de Museo privado. Se levantó entonces como modelo de éxito, el Malba del empresario inmobiliario Eduardo Francisco Constantini, y la dirección de Marcelo Pacheco.
Quedó la idea entonces de que el instrumento para la privatización fuera la "Asociación de Amigos" del Museo. Como anécdota, queda la posición de Gyula Kosice , quien afirmó que cada artista debe tener y financiar su propio museo -¿o mausoleo ?- a semejanza de su taller-muse, en que expone " La Ciudad Hidroespacial".
Antes de pasar a juzgar, quisiera que todos los colegas pensaramos que León Ferrari no hubiera podido exponer como pudo hacerlo en el Centro Cultural Recoleta,a fines del 2004 -cuando se negó hacerlo el Malba de Constantini-, en las actuales condiciones políticas en que se encuentra la Ciudad de Buenos Aires y bajo estas ideas que se expusieron "crudamente" junto a la comida en casa de Nacho Zaldívar.
Antecedentes y consideraciones políticas sobre esta reunión
No abundaré la vocación antidemocrática y elitizante que inspiró este almuerzo y reunión "informal", que caracteriza la gestión Macrista. Marcaré si lo paradojal de esta reunión, que se da al cierre de un año en que la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires se debatió la Ley de Museos, con participación de la propia fuerza política del Jefe de Gobierno.
La intención de privatizar el MAMBA es paralela al ahogo presupuestario a que el Poder Ejecutivo somete a los Museos de la Ciudad, como una forma de desbaratarlos y crear las condiciones para su privatización.
Para no abundar más, me limito a señalar que el deterioro de los Museos de la ciudad y la posibilidad de privatizarlos son posibles por la ausencia de políticas de Estado en el orden nacional y desde ya en el orden metropolitano que favorezcan un modelo nacional, democrático y popular para la promoción de las Artes visuales. Impera y se consolida el modelo de los noventa, de subordinación de los museos a un lobby empresarial mediático que legitima o censura la obra de arte, y que establece sus parámetros acorde a los modelos de las capitales centrales.
Por ejemplo no se adopta el modelo del Estado de Brasil, que posee en San Pablo un Pabellón de las Artes -diseñado por Niemeyer- para desarrollar la Bienal Internacional de San Pablo, y no se planifica el desarrollo integral por comunas de la ciudad de Buenos Aires, para que las Artes visuales sean públicas, junto a centros culturales, bibliotecas, videotecas, auditorios, salas de exhibición y museos barriales...
Por último, esto es posible porque los artistas no fortalecemos nuestras entidades, estas a su vez son un archipiélago, en la que diluyen su representatividad, y también por nuestro silencio individual.
7 de enero de 2011
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