Editor: Mario Rabey

5 de abril de 2010

05/IV/2010, por Celes Pazto

Quiero una bolsa de agua caliente y mis pies enredados en ella en el silencio de esta noche.

Quiero tus ojos flotando sobre los míos, mirándome, dando al decorado el toque perfecto con la variedad de colores de los nervios, tentáculos flotantes.
Anoche toqué el raspador en tu espalda picada de mosquitos, y los dengues bailaron mi cumbia sobre el agua, con Jesús como invitado especial, él era la chica de pollerita y nalgas abiertas.

Me gusta mirar mujeres y pegar mis córneas a sus tetas y saber que en la noche se tocan en la soledad de la pareja pensando en mi boca masticándoles los lóbulos, y ellas le gimen a la almohada y le fingen al mañanero de sus pitos.

Querido público, la satisfacción esta en los ojos.

Y si no consigo pronto una bolsa de agua caliente me tendré que enamorar de una bolsa de sangre caliente y mi cama dejara de ser colectivo popular para convertirse en un viejo fitito, de esos que cada día se ven más chicos, les cuesta más arrancar y se quedan a mitad de camino.

Y extraño el olor a hembra en mis dedos después de penetrarles las ideas, para degustarlas un rato.
Ayer me rapé la cabeza con el cemento de la pared, y mastiqué tres veces mi pelo antes de quemarlo en el vértigo de tu impotencia.
La inoperancia ¿sabes? Se escapa por la boca, así que mejor agáchate, te voy a alimentar de mí.
Me gusta tu pelo, es suave y lindo, el sol le dibuja un arco iris y tus pecas unidas forman nubes con formas. Tus sábanas se endulzan en humo y fluidos, y el aire me esquiva los pulmones mientras salto y grito, y dejo, y un puto resorte se me clava. Me vas a volver canguro.
Y te voy a coger y te voy a ahorcar ¿y quién es mi puta ahora?
Y mientras te distraes en tu orgasmo, te voy a cortar en pedacitos y voy a desarmar el fitito y voy a llenar una bolsa de dormir con tus pedacitos, y voy a dormir en mi bolsa de carne caliente, roja, cero km.

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