Editor: Mario Rabey

10 de julio de 2008

Antonio Brailovsky - Sobre la "Directiva Retorno" - Unión Europea

Negros y sudacas, abstenerse

por Antonio Elio Brailovsky

Queridos amigos:

Hace unos años, nuestros dirigentes nos anunciaron el ingreso a una economía globalizada. Caerían las últimas barreras, el mundo pasaría a ser uno sólo y tendríamos una inmensa gama de oportunidades para nuestro desarrollo.

Callaron, sin embargo, un detalle: la globalización sería sólo para los capitales. Los seres humanos quedaban afuera de lo que se anunciaba como un gran salto adelante de la Humanidad.

Las políticas implementadas a partir de lo que se llamó el Consenso de Washington, se basaron en la alta movilidad del capital, pero no de la mano de obra. MIentras el dinero fluía sin restricciones de una plaza a otra, los seres humanos quedaron inmovilizados.

En algunos países (como India) una ilusoria prosperidad se apoyó en empresas internacionales que buscaban pagar los salarios más bajos del mundo, mientras generaban desocupación en sus respectivos países de origen. En otras partes, ni siquiera eso. Sin embargo, tuvimos un aviso de que las cosas estaban empeorando: las increiblemente sangrientas guerras del África, con sus secuelas de esclavitud y mutilaciones, mostraron que estábamos lejos de una economía del bienestar. Pero, ¿quién se acuerda de África?

En el marco de ese proceso, la creación de una Europa comunitaria generó altos niveles de desocupación y pauperización entre los pobres de los ricos. Para ocultar las causas de ese empobrecimiento, políticos astutos los azuzaron en contra de los pobres de los pobres.

Así, una ola de rechazo al extranjero recorre Europa, donde los turistas son maltratados por la policía y los inmigrantes golpeados por fanáticos a quienes los jueces dejan en libertad porque consideran que agredir a un extranjero no es delito.

Finalmente, el Parlamento comunitario aprobó una Ley que permite encarcelar a los extranjeros por 18 meses, sin acusación ni garantias del debido proceso. Señalemos como punto de comparación que el Código Penal español puede darle un año de prision a quien cometa un homicidio por imprudencia (art. 142) o a quien ejerza violencia sexual (art. 180). Es decir, que los inmigrantes sin papeles son tratados de peor manera que los delincuentes locales.

El que un funcionario de tercer nivel pueda decidir sobre la libertad de las personas de un modo inapelable lleva a que muchas organizaciones humanitarias europeas califiquen esta Directiva como 'fascista'. Por su parte, un grupo de entidades del País Vasco realizaron marchas de protesta al grito de 'Europa canalla, abre la muralla'.

Esta conducta de los sectores políticos europeos olvida que Europa fue durante siglos un continente de emigración y que sus ciudadanos fueron bien recibidos en todos los países cuyos migrantes hoy rechazan. Para dar un sólo ejemplo, la Constitución argentina ordena 'promover la inmigración europea' y se dicta 'para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino'. Asimismo recordemos la hospitalidad de México a los exiliados de la República Española.

Los restantes países han tenido, con sus modalidades locales, la misma actitud de aceptación a las víctimas de guerras, crisis, genocidios, discriminación e industrialización salvaje.

En este contexto, llama la atención el enorme silencio de la mayor parte de los Gobiernos latinoamericanos, de los Parlamentos y de los dirigentes políticos oficialistas y opositores. Apenas una tibia protesta de los Presidentes del Mercosur, temerosos de incomodar a potenciales inversores, como si no hubiesen convencido de que los capitales son más importantes que las personas. En esta entrega ustedes reciben:
La opinión del Presidente de Bolivia, Evo Morales Ayma, uno de los pocos gobernantes que dijo en voz alta lo que pensaba sobre este tema, emitida unos días antes de la sanción de la norma que comentamos (nota del Editor: publicada hace unos días en mano de mandioca).

La obra de arte que acompaña esta entrega es 'Se han ido', del inglés Frank Holl, pintada en 1877. La obra fue pintada en la época victoriana y muestra el desgarramiento de quienes ven emigrar a sus seres queridos. La diferencia es que quienes salieron de Europa fueron recibidos como amigos y no como delincuentes.


Un gran abrazo a todos.

Antonio Elio Brailovsky

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