Editor: Mario Rabey

17 de septiembre de 2009

Jorge Rabassa - Cambio Climático Global y retroceso de los glaciares


El cambio climático global (CCG) se manifiesta mediante el aumento de la temperatura media anual o estacional, aumento o disminución regional de las precipitaciones y aumento en la frecuencia de eventos meteorológicos extremos. Los impactos, tanto benéficos como perjudiciales, del CCG en Patagonia, Tierra del Fuego y la Península Antártica se han manifestado con mayor intensidad a partir de 1978, y en particular, en la última década del siglo XX. Las regiones mencionadas se caracterizan por su alta vulnerabilidad, derivada de su posición latitudinal en el hemisferio sur, sus climas extremos y de alta variabilidad intrínseca, y su ubicación geográfica con respecto a los océanos meridionales y la Corriente Circumpolar Antártica. Esta alta variabilidad climática se ha manifestado asimismo a lo largo de todo el Pleistoceno tardío, en particular desde el Tardiglacial (15.000-10.000 años A.P.), y a lo largo del Holoceno, hasta nuestros días.

Entre los impactos benéficos del CCG puede argumentarse el desplazamiento hacia climas más benignos en toda esta región y la ampliación de la frontera agrícola desde las pampas hacia el suroeste. Los impactos negativos del CCG son mucho más claros y frecuentes, tales como la pérdida de biodiversidad y de masa forestal en el ecotono, bosque-estepa, la mayor frecuencia de eventos hidrológicos extremos tales como inundaciones y sequías, la desaparición del permafrost sobre la línea del bosque, la desecación de turberas y humedales, el ascenso del nivel del mar e incremento de eventos erosivos costeros, el ascenso de la línea de nieve climática y el retroceso de los glaciares y desaparición de los neveros, entre muchos otros.
En este último caso en particular, el aumento de la temperatura media anual, y en especial, la temperatura media del verano, ha provocado una recesión generalizada de los glaciares patagónicos y fueguinos.

Los glaciares patagónicos y fueguinos

La línea regional de nieves permanentes se define como la línea que une los puntos topográficos de menor altura sobre el paisaje de montaña, que al final de la época de fusión, que usualmente es el comienzo del otoño, muestran nieve acumulada durante el último invierno. La línea de equilibrio es la posición de dicha línea sobre la superficie de un determinado glaciar. En el caso de Patagonia y Tierra del Fuego, el aumento de la temperatura media anual, y particularmente de las temperaturas de verano, ha tenido un efecto sensible sobre la posición de la línea de nieve regional, y por ende, de la línea de equilibrio, forzando su elevación en más de 200 m para los últimos 20 años. Esto ha provocado un retroceso general de la mayoría de los glaciares patagónicos y fueguinos, en su mayoría debido a la pérdida significativa de área de acumulación, la elevación de las temperaturas medias anuales y estacionales en el frente de los glaciares y el incremento de la formación de témpanos en lagos y en el mar. Esta recesión generalizada de los glaciares patagónicos ha sido observada desde hace más de 20 años. Autores como Aniya y Enomoto observaron, entre 1944 y 1984, una recesión máxima de aproximadamente 2,5 km en dos de los glaciares formadores de témpanos, con pérdidas de espesor del hielo de 40 a 120 m durante los últimos 40 años. En un trabajo más reciente, Aniya estimó la contribución de los glaciares patagónicos al aumento del nivel del mar debido al incremento de la fusión. La elevación total del nivel del mar debido a la fusión de los glaciares patagónicos solamente, habría alcanzado a 1,93 ± 0,75 mm para los últimos 50 años, o sea el 3,6% del total del cambio de nivel del mar que se ha registrado. Asimismo, el análisis de los datos climáticos de las estaciones meteorológicas ubicadas alrededor del manto de hielo patagónico ha revelado un leve incremento de la temperatura del aire y un decrecimiento en la precipitación a lo largo de los últimos 40 a 50 años.

Publicado en Ciencia Hoy

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