por Mario Rabey
Fantásticos los recitales de Clapton, el inglés rubio y de ojos azules que llevó el blues, como casi ningún otro, al mundo de los intelectuales blancos.
Aquí, en un dúo de guitarras, a mediados de los 90, acompañado en los punteos por otro gran gitarrista bluesero blanco: Mark Knopffer.
Invito a escuchar y mirar las palmas de las mujeres blancas, en el teatro para blancos. Y enseguida, a mirar y escuchar las palmas de otras mujeres (y otros hombres), muy jóvenes, en una ciudad norteamericana de mediados de los 50. Cantaba Little Richard, cuando algunos músicos negros y pobres habían rockeado el blues, y estaban rockeando a los jóvenes universitarios de clase media en USofNA.
Pero tener negros eróticos con música erótica al lado era un poco mucho para los jóvenes blancos ... de clase trabajadora. Y especialmente para los padres de las chicas, criados por una propaganda según la cual los negros son lascivos, peligrosos pervertidores de recatadas jovencitas blancas. Y habitalmente, fumadores de marihuana ...
Entonces, las empresas discográficas que editaban para los consumidores blancos "descubrieron" a dos jóvenes blancos que se habían criado en medios culturales negros del sur de USofNA, y que también estaban rockeando: Elvis Presley y Carl Perkins.
Pero esa es otra historia. Tal vez, algún día se se las rockeo.
Mientras tanto, los dejo con Clapton -y después con Little Richard-.
24 de agosto de 2009
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