Editor: Mario Rabey

9 de diciembre de 2009

Sueños de risas desquiciadas

por Celes Pazto


Los ojos duelen y el cansancio sobrepasa, es que los sueños se fueron a pasear a algun lugar,
y los dejaron abandonados cada noche en camas sin arreglar.

Respiran hondo y cuentan cuentos de vida, me lloran los ojos, hinchados de tanto pensar...

Esa risa asesina me esta matando, y mi cadaver vas a tener que recojer en partes por la gran ciudad, encontrando pedacitos con la suerte de la casualidad.

Dormir, el sueño no está, el cuerpo pide justicia, lágrimas en los ojos, dormir, se me vuela la frazada pero otra vez en algun momento me ahogo entre las sabanas, agitadas por su respiración.

Un arañazo le recorre el cuerpo, perdiendose en un continuo escalofrio de nadie sabe que por qué, y piensa en el sueño, y sueña tenerlo, y sueña mundos de chocolates, helados y unicornios alados.

Nomeimportamicuerpo, nomeimportanada, grita desesperando en la noche, golpeando los puños contra ese muro invisible que lo contiene. Risas, por todos lados hay tanta sonrisa que cualquier patio es un lugar unico en el mundo y se coleccionan miradas.

Dame, qué, no se pero dame, toma toma, dame, mira esta sonrisa danzarina jugueteando por todo mi cuerpo, mira este apocalipsis de pulmón vomitándome en la cara mientras duermo.

Voy a girar por toda esta cama para un lado y para el otro, y voy a amasar las esquinas del infinito para mirar a los ojos a un gato gris perdido en la oscuridad de mi ceguera.

Dame.Y tan rápido como todo algun día fue prendido, se apaga, y entre hojas fluorescentes se derraman las lagrimas del dolor, la muerte esta tan segura... tantas veces me saco ventaja, que probé con matarla.

En la cama la chocolatada sabe más rica, y ver el reflejo de los propios ojos en la chispa de la existencia ajena es programación de veinticuatro horas.

Estoy al abrigo musical de mis propios dioses, riendome al infinito por sus sorpresas, dejándome pasar por encima de los pies con botas de metal, y riendome, riendome.

Sabes, quiero ver las estrellas desde el pasto de algun lugar, y que la luna misteriosa me sorprenda en mi meditación, en mi sueño negado.

Siguen retorciendose las noches en las camas de lo sueños quitados, siguen pidiendo por favor los niños para descanzar las comisuras de los labios felices, siguen los besos flotando en el aire, y las buenas noches susurradas al oido. Siguen los sueños flotando sobre sus cabezas, esperando la primera oportunidad de llevarlos, a esos reinos de cristal de plata, a la espera del cruce del tiempo, del universo riendose en sus cabezas, por su infima pequeñes. Arropados los niños duermen, era algo en el camino, algo en el camino, no los dejaba dormir.

Y entonces, el cielo ilumina los ojos, se ríen los pájaros en sus ramas, se ríen los locos en sus camas, se quiebra una garganta detras de una puerta, y el sueño aparece como si nunca se hubiera ido, entre oxígeno y amor maternal. Que dejen de analizar sueños en divanes y rían en los pastos del nirvana, estando solo otra vez de cara a la luna, haciendo en voz alta, esperando que algun día la respuesta llegue caminando a su mundo.

Un hombre golpea una puerta en algún lugar en ningun lado, cruza de manos a quien espera del otro lado, le regala una sonrisa con los ojos cerrados y le dice: las despedidas son esos dolores dulces...

1 comentario:

Gabriela Almohada dijo...

Como me gusta ese texto che, cada vez que lo leo le encuentro un ritmo distinto