Editor: Mario Rabey

20 de septiembre de 2010

El componente afro en el patrimonio musical argentino


por Norberto Cirio

Fragmentos de la
Ponencia presentada en el VI Festival Panafricain de Musique (FESPAM), “Musiques d’émancipation et mouvements de libération en Afrique et dans la diaspora“. Brazzaville (República del Congo), julio de 2007.







Para leer la versión completa del artículo de Cirio ir a:
http://www.revistaquilombo.com.ar/documentos/cirioargentina.pdf

Foto: Candombe en Buenos Aires, ca. 1930
Fuente: Wikipedia


Del sueño de la Argentina blancaeuropea a la realidad de la Argentina americana: la asunción del componente étnico-cultural afro y su (nuestro) patrimonio musical

Norberto Pablo Cirio
Instituto Nacional de Musicología “Carlos Vega”

pcirio@fibertel.com.ar


Si bien el conocimiento de la población afro en la Argentina durante siglo XIX y la dominación española es bastante amplio, hoy en día se lo tiene como un país excepcionalmente blancoeuropeo, diferenciándose así del mosaico multiétnico que caracteriza al resto de América Latina. La gravitación del Viejo Mundo en nuestra identidad pareciera ser el despertar de aquel sueño de país forjado a fines del siglo XIX, cuando se delineó su moderna conformación de estado-nación. A la mesa de negociaciones de ese proyecto no estuvieron invitados, por razones obvias, ni los aborígenes ni los negros. En esta ponencia deseo dar cuenta de la raíz afro de nuestra identidad a través de la vigencia de sus prácticas musicales y de cómo su asunción y comprensión ayudará a transformar aquel sueño en una realidad: la de un país étnica y culturalmente plural. Asimismo, esta apertura de juego contribuirá a una comprensión integral de la diáspora africana a partir de la puesta en conocimiento de tradiciones hasta ahora desconocidas.

[...]

La Ciudad Autónoma de Buenos Aires y las localidades bonaerenses aledañas es conocida
como Gran Buenos Aires. Se trata de una extensa y populosa zona, eje gravitacional de buena parte del país y sede del gobierno federal en la que habita, desde el comienzo mismo de la colonización española, uno de los enclaves afro más antiguos del país. Además de este antecedente, si algo se sabe de los afroargentinos proviene, básicamente, de aquí aunque, paradójicamente, es dónde más se niega su contemporaneidad y donde el proceso de invisibilización caló con más fuerza en el imaginario colectivo. En la actualidad es un grupo pequeño, tiene una fuerte cohesión interna que, sumada a su interés por ocultar a la sociedad envolvente sus rasgos distintivos ha generado resultados opuestos: por un lado, reforzó el discurso blanquista sobre su desaparición pero, por el otro, los ayudó preservar tradiciones vernáculas que, de haber sido mayor su grado de apertura, quizá hubieran desaparecido.

En la vida de este grupo la música desempeña un rol destacado. Hasta aproximadamente 1978 tenía un lugar destacado en el Shimmy Club, una entidad fundada en 1882 por un afroporteño llamado Alfredo Núñez, cuya finalidad era organizar bailes. Si bien eran públicos, estaban fuertemente orientados a integrantes de la comunidad. El Shimmy Club no disponía de un espacio propio sino que, de acuerdo sus disponibilidades económicas, alquilaba el salón de El Fantasio, del Club de Cerveceros y, sobre todo, el de la céntrica Casa Suiza. Los bailes se hacían en ciertas fechas del año, siendo las ocho noches de carnaval las más esperados.

(nota de MdeM: la foto de la fista en el Shimmy Club está tomada del artículo de Martín Aldalur, Afroargentinos, el Genocidio olvidado, publicado en Clandestinos.info)

Cuando tenían lugar en la Casa Suiza existían dos pistas, en el salón de la planta baja se bailaba tango, jazz y tropical, y en el subsuelo candombe y rumba abierta. Si bien ambas pistas funcionaban a un tiempo, la del subsuelo incrementaba su concurrencia cuando las orquestas de la planta baja hacían sus intervalos (que duraban unos 45 minutos). Lo que diferenciaba a la pista grande de la del subsuelo era que, mientras en la primera actuaban orquestas especialmente contratadas, en la segunda la ejecución musical era espontánea, por los propios concurrentes de la comunidad. Otra diferenciación, esta vez de clase, es que a la pista grande mayoritariamente concurrían aquellas personas pertenecientes a los sectores medios y medios-alto del grupo (émicamente, “negros usted”), mientras que a la pista del subsuelo los de los sectores medio y bajo (émicamente, “negros che”). Desde el cese de actividades del Club, el candombe quedó circunscripto al ámbito endogrupal. Así, eventos sociales como cumpleaños, casamientos y -siguiendo tradiciones afro- velorios, continúan siendo espacios propicios para su práctica.

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