Editor: Mario Rabey

3 de junio de 2010

El ataque israelí a la flotilla humanitaria frente a Gaza


por David Iud

El increíble grado de salvajismo, barbarie y desprecio por la condición humana demostrado por los dirigentes israelíes que ordenaron las repugnantes acciones sobre el convoy de ayuda humanitaria que se dirigía a Gaza, demostrado también por un importante sector de la sociedad israelí y la comunidad judía mundial, al cual ellos expresan y por supuesto por los esbirros ejecutores de semejante atrocidad, me mueven a escribir estas líneas.

Debo decir que me siento tocado en lo personal. Llamándome como me llamo, Iud, que literalmente quiere decir “judío”, por añadidura nombrado David, y habiendo asumido públicamente mi condición de judío, en todos los actos de mi vida, los privados y aquellos públicos en los que fue del caso decirlo expresamente, esta situación me coloca, frente a los que me conocen, casi en la obligación de decir algo.

Israel no es un “Estado Constituido”, porque no tiene constitución. Y ello no se refiere a la carencia de un texto escrito, ya que hay otros casos en los que un conjunto de normas que la comunidad nacional considera rectoras y ubicadas en la cúspide de su ordenamiento legal ocupa ese lugar. Son naciones en las que hay una “Constitución no escrita o dispersa”, entre los cuales Inglaterra es el caso arquetípico.

Son estados en los que la comunidad nacional se reconoce a sí misma como fuente de su propio ordenamiento. Son comunidades que se asumen como integradas por todos los individuos que la componen, a partir del hecho de vivir en comunidad, de relacionarse, de trabajar en conjunto, de comerciar, de crear su cultura. Es una decisión que privilegia la existencia de un espacio público, que es de todos y en el que todos tienen iguales derechos. Entre esos derechos, el de cada individuo a su espacio privado, en el cual puede cultivar sus propias creencias, ejercer aquel culto que le plazca y profesar libremente la religión o práctica cultural a la que quiera adherir. Es una decisión que EXCLUYE EL RACISMO porque instituye un espacio público donde TODOS SON IGUALES y SEPARA EL ESPACIO PUBLICO DEL PRIVADO, dejando para este último todas aquellas prácticas que al ser producto de decisiones individuales, se transforman en opresivas cuando se pretende invadir con ellas el espacio público. En la España inquisitorial no había espacio público: el que no adhería a la religión católica debía optar entre el exilio o la hoguera. En Israel, hoy, hay cosas que tienen rasgos dramáticamente análogos a aquella España medieval. Demostraré porqué esto no es exagerado.
Israel no tiene Constitución porque hay un sector de su sociedad con suficiente poder político para impedirlo. HAY UN SECTOR DE LA SOCIEDAD QUE SOSTIENE QUE NO PODEMOS LOS HOMBRES SANCIONAR LEYES, QUE LA UNICA LEY QUE ESTAN OBLIGADOS A CUMPLIR ES LA LLAMADA “LEY JUDIA” QUE SURGE DE LA “TORÁ” nombre hebreo del Antiguo Testamento- Y QUE ESA LEY ESTA INTEGRADA ADEMÁS POR EL TALMUD –que es un texto exegético de la biblia, escrito por rabinos en Babilonia y en Jerusalem en un proceso que abarcó desde el siglo VIII anterior a la era común hasta el siglo V de nuestra era. O sea, hablamos de un texto “cerrado” hace 1.400 años –E INTEGRADA TAMBIEN POR LA TRADICION RABINICA EN SU INTERPRETACION DE LA “LEY JUDIA”.

Se dice –con absoluta razón- que Israel es un estado racista. Pues bien, esto es así desde la óptica gentil. Como judío laico debo decir que el racismo de estos sectores de la sociedad israelí y de la comunidad judía mundial ES AGRAVADO, PORQUE NOS INCLUYE A NOSOTROS, LOS JUDIOS QUE HEMOS SUPERADO CULTURALMENTE ESE ESTADÍO DE HACE 1500 AÑOS EN EL QUE ELLOS SE HAN DETENIDO. Para cualquiera de nosotros vivir en Israel sería tremendamente opresivo, por contraste a la situación en la que vivimos en cualquier otro país del mundo, por supuesto aquí en la Argentina, como ciudadanos plenos y con absoluta garantía de igualdad en el ámbito público, en el cual, no es poco decirlo, todo acto de discriminación por origen étnico o religioso, es un delito tipificado por la ley penal.

Israel fue concebido como un estado destinado a solucionar el problema dejado por el holocausto nazi, millones de judíos europeos privados de su ciudadanía que no deseaban retomarla por haber sido perseguidos, privados de su condición humana y en muchos casos de sus familias, asesinadas. A la solución de ese problema atendió la Resolución de Naciones Unidas que dispuso la partición de Palestina en 1948. Pero esa decisión NO DISPUSO LA EXPULSION DE LOS HABITANTES NO JUDIOS QUE QUEDABAN DENTRO DE LAS FRONTERAS DEL ESTADO POR ELLA CREADO.

El naciente Estado fue desde su inicio cooptado por una alianza de sectores social-demócratas liberales y religiosos ultra-ortodoxos que URDIERON UNA GIGANTESCA MENTIRA: la falsa historia del supuesto “llamado” de los países árabes linderos a los árabes residentes en el nuevo estado para que abandonen sus tierras.

LO QUE OCURRIO EN PALESTINA A PARTIR DEL 14 DE MAYO DE 1948 –e incluso antes de esa fecha-, FUE EN LA REALIDAD MUY DISTINTO: HUBO EN PALESTINA UN CRIMEN CONTRA LA HUMANIDAD, UNA OPERACIÓN DE LIMPIEZA ETNICA, OCULTADO POR LA PROPAGANDA SIONISTA EN TODO EL MUNDO.

Transcribo a continuación un párrafo tomado del libro “La Limpieza Étnica de Palestina” escrito por Ilán Pappé. Dice así “… la fría tarde del miércoles 10 de marzo de 1948, un grupo de once hombres conformado por veteranos líderes sionistas, y jóvenes oficiales militares judíos, pusieron los toques finales a un plan para la limpieza étnica de Palestina. Esa misma tarde se enviaron órdenes militares a las unidades sobre el terreno para preparar la expulsión sistemática de los Palestinos de vastas áreas del país. Las órdenes ESTABAN ACOMPAÑADAS DE UNA DESCRIPCIÓN DETALLADA DE LOS MÉTODOS QUE HABRÍAN DE EMPLEARSE PARA DESALOJAR POR LA FUERZA A LAS PERSONAS: intimidación a gran escala, asedio y bombardeo de las aldeas y centros poblacionales, incendio de casas, propiedades y bienes, expulsión, demolición y finalmente siembra de minas entre los escombros para impedir el regreso de cualquiera de los expulsados. A cada unidad se le proporcionó su propia lista de aldeas y barrios seleccionados como blancos de este plan maestro”.

Ilán Pappé es judío, nacido en Haifa, Israel, hijo de padres judíos alemanes que escaparon del nazismo. Profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Haifa y Director Académico del Instituto de Investigación para la Paz en Givat-Haifa, Israel. Todo eso, claro, hasta la aparición de este libro (registrado en 2006, 1º edición en Febrero 2008). Desde 2007 es profesor de historia en la Universidad de Exeter, Reino Unido.
No estamos hoy, con los hechos sucedidos en las costas de Gaza, simplemente frente a acciones de un gobierno autoritario y violador de los derechos humanos. No, no es eso, ES ALGO MUCHISIMO MAS GRAVE, estamos frente a una nueva expresión DE UN ESTADO RACISTA, AUTO-COLOCADO AL MARGEN DEL DERECHO INTERNACIONAL, QUE REIVINDICA UN INEXISTENTE “DERECHO” A OBLIGAR AL MUNDO A TOLERAR UN REPUGNANTE RACISMO, QUE PRACTICA EL TERRORISMO EN FORMA SISTEMÁTICA CONTRA TODA EXPRESION DE LEGÍTIMA PROTESTA A LA CUAL TIENEN DERECHO LOS OPRIMIDOS.

Estamos frente a un ejemplo vívido de los extremos de violencia y negación de los derechos humanos a los que se puede llegar manipulando los mecanismos de la DEMOCRACIA FORMAL. Los dirigentes israelíes incansablemente declaman que la suya es una sociedad democrática, que ellos han sido elegidos libremente mediante los mecanismos electorales propios de la democracia liberal. Lo que nos están diciendo es que si mediante los mecanismos de la democracia formal un grupo logra capturar votos suficientes como para imponer la iniciativa de esclavizar a una minoría de la población, y eventualmente asesinar a quien se rebele ello sería válido. LA FALACIA ES TAN EVIDENTE QUE NO REQUIERE DEMOSTRACIÓN.

Imposible no hacer mención a la repugnante alianza internacional en que estos grupos racistas y terroristas apuntalan su accionar. Se trata de la asociación entre los ultra-ortodoxos religiosos y los liberales laicos de la derecha israelí con sectores del establishment norteamericano.

  • Religiosos ultra-ortodoxos embarcados en una cruzada por re-construir una sociedad medieval a partir de una interpretación “congelada” de las escrituras
  • Liberales de derecha, expresión de sectores capitalistas que pugnan por mas y mas espacios de negocios y reproducción del capital
  • El establishment norteamericano cuyo objetivo es la dominación del espacio territorial meso-oriental a efectos de la captura del petróleo que allí hay.

Estamos frente a un grave problema que no se soluciona –como sería en algún otro caso, Sudáfrica y su apartheid, por ejemplo- con la derrota política del grupo político encaramado en el poder en Israel: esto no es así porque –a diferencia del caso sudafricano- el grupo hegemónico en el actual estado racista israelí tiene un soporte externo que los racistas blancos sudafricanos no contaban: EN LAS COMUNIDADES JUDIAS DEL MUNDO ENTERO, VASTOS SECTORES APOYAN CIEGAMENTE, CON UNA MIRADA TOTALMENTE ACRITICA, LAS ATROCIDADES COMETIDAS POR LOS RACISTAS DEL GOBIERNO ISRAELÍ.

Por cierto que estas modestas líneas no tienen otro objeto que decir las cosas como yo creo que son y no callar frente al gigantesco poder de los medios que han instalado una visión completamente falsa de la historia y de los hechos.

Claro que querría poder ofrecer alguna idea conducente a la solución.

Mis posibilidades al respecto son nulas. Sin embargo, me animo a decir que se siente cada vez más la necesidad de una construcción colectiva entre todos los judíos que no tenemos nada que ver con esto, que somos una corriente numéricamente creciente, y en mi opinión, CONTRARIA A LO QUE COMUNMENTE INSTALADO, SOMOS MAYORÍA.

Lo fundo: somos 250.000 judíos en la Argentina. AMIA es la comunidad más grande de la Argentina, tiene … 22.000 socios, según datos de la propia AMIA!, En las últimas elecciones para renovar el Consejo de Administración (es una mutual, tengámoslo presente) votaron … 7341 socios!

Las entidades reconocidas de la comunidad elevan su voz, cada vez que pueden, para respaldar las atrocidades de los racistas del gobierno israelí, pero NO REPRESENTAN A MAS DEL 10% DE LA COMUNIDAD ARGENTINA.

Otra barbaridad es el espacio que en este país se le da a la DAIA. Se autoproclama “Representación Política de la Comunidad Judía Argentina”. No hay tal cosa: la representación política de todos los ciudadanos, tengan la religión que tengan y provengan de la etnia que provengan, son los diputados y senadores nacionales y locales que están en el Congreso Nacional y en las Legislaturas locales. DAIA es una entidad construida para una lamentable coyuntura de la historia nacional (los años 30) en la que realmente, con el fascismo en ascenso, era letra muerta la constitución (hablo de la “década infame) y no había garantías. Si en verdad hubiera en este país representación política por origen étnico o religioso, sería un país que clasifica por origen a sus ciudadanos. Eso es Israel, pero no la Argentina por suerte. Es insólito que se siga otorgando espacio a esta organización que NO TIENE MAS RAZON DE SER.

Me imagino lo que algún sostenedor de los racistas del gobierno israelí y sus admiradores locales podrá decir de mí al leer estas líneas, QUE SOY UN ANTISEMITA, AUN SIENDO JUDIO…

Esa afirmación, la misma con la que en todo el mundo pretenden manchar a cualquier persona que señale los crímenes que a diario se cometen, merece como réplica un sabroso dicho popular, muy común en Israel: SI NO FUESE TRÁGICO, SERÍA CÓMICO….

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