Miraflores, 24 de octubre de 2011.
Escribe: Hugo Chávez, Presidente de Venezuela
¡Al Gran Pueblo Argentino, Salud!
Compatriota y compañera
Cristina Fernández de Kirchner
Presidenta de la República Argentina.
Con el mayor fervor y la más genuina alegría, saludo la gran victoria popular del 23 de octubre de 2011 como una nueva y hermosa reafirmación colectiva y soberana de la Argentina y de su luminoso destino. Hablo en nombre del sentir bolivariano de mi Pueblo, entrañablemente unido al tuyo; avanzando juntos, a paso de vencedores, hacia la Independencia definitiva; encarnando el abrazo inmortal de Guayaquil.
Hoy he vuelto a recordar los versos de ese entrañable trovador argentino que es Víctor Heredia: “La vida puso Argentina / Ese azul y blanco en mi corazón”. Ese azul y blanco que se funde a ese amarillo, azul y rojo en mi corazón, en los corazones de la inmensa mayoría de mis compatriotas.
Desde el júbilo inmenso, no tengo otra manera de decirlo: la victoria de este bienaventurado 23 de octubre es una victoria de todas y de todos, porque en ella se traduce la larga lucha por la dignidad libertaria de nuestras Patrias y de nuestros Pueblos. En realidad y en verdad, es la causa suramericana la que ha vencido hoy en la Argentina. Es la divisa de Perón que se ha convertido en luz y guía: Unidos, seremos inconquistables; separados, indefendibles.
Son los Pueblos, Cristina, quienes nos trazan su camino de esperanza, depositando en nosotros su confianza a través de los procesos electorales, y nos han convertido en sus amorosas servidoras y servidores a tiempo completo. Atrás, definitivamente atrás, quedaron los tiempos de las masas engañadas, una y otra vez, en toda Nuestra América.
Hoy los Pueblos se han echado el miedo a la espalda y, con su participación protagónica, siguen dándole concreción al cambio de época, haciéndolo irreversible. Así ha quedado confirmado este domingo en la Argentina, en nuestra Argentina.
Qué mejor tributo a la memoria de Néstor, el eterno paladín popular, que la consolidación, gracias a tu liderazgo, de la Argentina grande y buena, grande y bonita, que ambos fraguaron, en la que ambos creyeron y a la que ambos consagraron todos sus desvelos.
Y en el fecundo legado de Néstor siempre habrá que nombrar el haber entendido, y actuado en consecuencia, la necesidad de sentar las bases de una alianza estratégica entre la Argentina y Venezuela. Y nuestra alianza estratégica, tan ejemplar como modélica, ha tenido la más armoniosa continuidad contigo en la Presidencia de la República: toca seguir fortaleciéndola e incrementándola. Sigamos ganándole, Cristina, tiempo al tiempo.
El 23 de octubre demuestra una verdad que es y será irrefutable: ¡Néstor vive y está en la pelea! ¡Ha vuelto por todos los caminos y se ha convertido en millones!
Compañera del alma:
En esta hora en que la voluntad popular te acompaña mayoritariamente, para seguir construyendo más patria, más libertad y más igualdad, tal como lo definiste en tu cierre de campaña, cómo recobran toda su significación libertaria estos versos del Himno Nacional de la Argentina: “Y los libres del mundo responden: ¡Al Gran Pueblo Argentino, Salud!”
Y cómo está resonando la voz de Mariano Moreno, aquel infinito artífice del Mayo argentino de 1810, para iluminar el presente y prefigurar el porvenir: felizmente, se observa en nuestras gentes, que sacudido el antiguo adormecimiento, manifiestan un espíritu noble, dispuesto para grandes cosas y capaz de cualquier sacrificio que conduzca a la consolidación del bien general. En realidad y en verdad, a través de Mariano Moreno está hablando la fuerza histórica de tu Pueblo, la de ayer y la de hoy. La fuerza histórica que impulsó a Moreno, a Juana Azurduy, a San Martín, a Perón, a Evita, al Che Guevara, a Néstor, y a tantas otras forjadoras y forjadores de la dignidad argentina. Es la fuerza histórica, Cristina, que hoy tiene en ti a su más digna y valiente adalid.
No en vano tu Pueblo se reconoce en ti y en tu liderazgo. Ha hecho suyo el proyecto de liberación en curso; lo ha defendido encarnizadamente, haciendo gala de una gran conciencia patria. Y no en vano su firme convencimiento en la magna obra de construir la Patria Grande; en aquella brillante idea por ti enunciada, esto es, la ecuación de alimentos y energía como desafío fundamental y reto fundacional para darle vida a nuestra unidad en el siglo XXI.
Se me impone, en este momento, la viva y combativa memoria de Evita, de quien eres legítima heredera y genuina continuadora. Quiero evocar este conmovedor pasaje de La razón de mi vida: “Cuando un pibe me nombra ‘Evita’ me siento madre de todos los pibes y de todos los débiles y humildes de mi tierra. Cuando un obrero me llama ‘Evita’ me siento con gusto ‘compañera’ de todos los hombres.”
Y si el Pueblo te llama Cristina, es porque te sabe leal y plenamente identificada con quien fue y es el más trascendente ejemplo de compromiso, mística y entrega; de amor por los excluidos, al punto de consagrar la vida a la causa de su redención, echando su suerte, como diría José Martí, con ellos.
Quien tenga ojos que vea y quien tenga oídos que oiga: la resurrección de la Argentina es una feliz e irreversible realidad. Los resultados electorales son la confirmación rotunda e incontestable de la recuperación de la esperanza y la soberanía popular. Pero, también, de lo que me atrevo a llamar la fe nacional. Como decía el gran pensador antiimperialista argentino Raúl Scalabrini Ortiz: “¡Creer! He allí toda la magia de la vida”. Y vaya que el Pueblo argentino está probando, en los hechos, la fortaleza de su creencia.
Toda la admiración y el cariño de mi Pueblo para ti. Un interminable abrazo y un infinito beso de quien te sabe y te siente compañera del alma e incomparable amiga.
¡¡Al Gran Pueblo Argentino, Salud!!
¡Hasta la Victoria siempre!
¡Viviremos y Venceremos!
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